No Abras los Ojos si Escuchas un Llanto Debajo de la Cama
Había una vez una pequeña niña llamada Sofía que vivía en una casa antigua en las afueras de un pequeño pueblo. Sofía era una niña dulce y obediente, pero tenía una imaginación muy activa que a menudo la llevaba a tener pesadillas por la noche.
Una noche, Sofía se acostó en su cama como de costumbre. Sin embargo, poco después de cerrar los ojos, escuchó un suave llanto proveniente debajo de su cama. Al principio, pensó que era su imaginación jugándole una mala pasada, pero el llanto se volvió más fuerte y angustiante.
Aterrorizada, Sofía recordó las palabras de su abuela, quien le había advertido que nunca abriera los ojos si escuchaba algo sospechoso mientras dormía. Siguiendo su consejo, Sofía se mantuvo quieta en su cama, tratando de ignorar el llanto y esperando que desapareciera. Pero el llanto persistió, cada vez más intenso y perturbador.
Sofía comenzó a sentir un escalofrío recorriendo su espalda mientras el llanto se transformaba en sollozos y risas siniestras. Era como si algo estuviera jugando con ella, burlándose de su miedo. A pesar de su terror, Sofía se mantuvo con los ojos bien cerrados, resistiendo la tentación de mirar debajo de la cama.
Pasaron horas interminables, y el llanto y las risas continuaban sin cesar. Sofía se aferraba a su cobija con fuerza, temblando de miedo. Finalmente, justo cuando parecía que no podía soportarlo más, el sonido cesó de repente. Sofía contuvo la respiración, esperando que todo hubiera terminado.
Pero entonces, sintió algo rozando su pie. Sofía se mordió los labios para no gritar y mantuvo los ojos cerrados con todas sus fuerzas. Sin embargo, el roce se convirtió en un tirón, y luego en una mano fría y retorcida que la agarró del tobillo. Sofía sintió un pánico abrumador y luchó por soltarse, pero la mano la arrastraba lentamente debajo de la cama.
Aterrada, Sofía abrió los ojos por instinto, solo para encontrarse con una visión horripilante. Bajo su cama había una figura oscura y retorcida con ojos vacíos y una sonrisa siniestra. La criatura le susurró al oído en una voz gutural y maligna: "Te tengo ahora".
Sofía gritó con todas sus fuerzas, pero nadie la escuchó. La criatura la arrastró completamente debajo de la cama y desapareció en las sombras, dejando solo su risa malévola resonando en la habitación.
A la mañana siguiente, los padres de Sofía encontraron su habitación vacía y la ventana abierta. A pesar de una intensa búsqueda, nunca se encontró rastro alguno de Sofía. La pequeña niña había desaparecido sin dejar rastro, pero los lugareños aseguraban escuchar risas siniestras y llantos debajo de su cama durante las noches siguientes. Se corrió la voz de que la casa de Sofía estaba embrujada y nadie se atrevía a acercarse a ella.
Unos meses después, una nueva familia se mudó a la casa de Sofía. Eran una pareja joven con un bebé recién nacido llamado Juan. Al principio, todo parecía normal, pero pronto comenzaron a escuchar llantos debajo de la cama por las noches. Al principio, intentaron ignorarlos, pero los llantos se volvieron más fuertes y persistentes.
Una noche, la madre de Juan, Carolina, decidió investigar. Con el corazón en la boca, se arrodilló junto a la cama y miró debajo de ella. Lo que vio la dejó sin aliento. Sofía, la pequeña niña desaparecida, estaba allí debajo, con los ojos abiertos de par en par y una sonrisa diabólica en su rostro.
Carolina gritó y trató de retroceder, pero Sofía la agarró del tobillo, justo como lo había hecho con la niña anterior. Juan comenzó a llorar, pero Carolina no pudo moverse. Sofía la arrastró debajo de la cama, desapareciendo en las sombras.
Al día siguiente, los vecinos encontraron la casa vacía. La ventana estaba abierta y había rastros de sangre debajo de la cama de Juan. La pareja y su bebé habían desaparecido sin dejar rastro, y los lugareños aseguraban que seguían escuchando llantos y risas siniestras provenientes de la casa durante las noches.
Desde entonces, la casa de Sofía se convirtió en una leyenda urbana, y nadie se atrevió a mudarse allí. Se dice que Sofía sigue acechando debajo de la cama, esperando a su próxima víctima. Y aquellos que escuchan sus llantos en la oscuridad de la noche, saben que no deben abrir los ojos, o su destino será el mismo que el de las personas que desaparecieron sin dejar rastro. La historia de Sofía y su macabra leyenda perdura en el tiempo, aterrorizando a quienes se atreven a escuchar su llanto debajo de la cama mientras duermen.
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