El misterio de los Arganes
Hace muchos años, en un pequeño pueblo del norte de Marruecos, los habitantes hablaban de una misteriosa planta llamada Argán. Se decía que el aceite extraído de sus semillas tenía propiedades curativas y que podía rejuvenecer la piel y el cabello. Sin embargo, también había rumores sobre los efectos peligrosos de esta planta, especialmente durante la noche.
La leyenda cuenta que, cuando la luna llena brillaba en el cielo, las semillas del Argán liberaban un extraño polvo que hacía que las personas se sintieran cada vez más mareadas y confundidas. A medida que la noche avanzaba, las personas que habían inhalado el polvo comenzaban a tener visiones aterradoras. Los árboles del Argán se convertían en monstruos gigantes y las sombras parecían tener vida propia.
Se decía que los espíritus malignos vagaban por los campos de Argán durante la noche, buscando a las personas que se habían aventurado demasiado lejos. Algunos decían que habían visto figuras oscuras moviéndose entre los árboles, sus ojos brillantes acechando en la oscuridad.
Una noche, un grupo de jóvenes decidió aventurarse en los campos de Argán durante la luna llena. Querían ver si los rumores eran ciertos o si simplemente eran historias inventadas para asustar a los más jóvenes.
Mientras caminaban por el campo, se dieron cuenta de que el ambiente estaba cargado de una extraña energía. El viento soplaba con fuerza y el silencio era casi ensordecedor. De repente, uno de ellos gritó de terror al ver una figura oscura que se movía entre los árboles.
Los demás trataron de calmarlo, diciéndole que probablemente era solo su imaginación. Pero entonces, escucharon un extraño sonido que parecía venir de todas partes a la vez. Era un sonido gutural, como si algo estuviera tratando de hablarles desde la oscuridad.
Los jóvenes comenzaron a correr, pero se dieron cuenta de que estaban perdidos. Se movían en círculos, tratando de encontrar una salida, pero parecía que el campo de Argán había cobrado vida propia.
Finalmente, después de horas de caminar en la oscuridad, lograron encontrar el camino de regreso a su pueblo. Estaban agotados y aterrorizados, y no podían sacudirse la sensación de que algo los estaba persiguiendo.
A partir de esa noche, los habitantes del pueblo evitaron los campos de Argán durante la luna llena. Se decía que la planta tenía un poder oscuro que podía hacer que las personas perdieran su mente y que las sombras cobraran vida propia. La leyenda de los Arganes se convirtió en una historia de terror que se transmitió de generación en generación, como una advertencia sobre los peligros de aventurarse demasiado lejos en la oscuridad.
Con el tiempo, la leyenda se desvaneció en la memoria colectiva del pueblo. Los jóvenes que habían vivido la aterradora experiencia en los campos de Argán se convirtieron en ancianos, y la mayoría de ellos había fallecido. Pero el miedo seguía presente en el aire, como si la planta siguiera acechando en la oscuridad.
Sin embargo, una noche de luna llena, una joven curiosa decidió aventurarse en los campos de Argán. Había oído hablar de la leyenda, pero no creía en esas cosas. Quería ver la planta de la que hablaban con tanto misterio y, si era posible, probar el aceite del que tanto se hablaba.
Mientras caminaba por el campo, la joven no sintió nada fuera de lo común. Pero al llegar al centro del campo, un extraño viento comenzó a soplar. Se le erizaron los pelos de la nuca y sintió que algo la estaba observando.
De repente, un árbol de Argán se movió y la joven vio algo que la hizo retroceder. Una figura oscura emergió de entre las sombras y se acercó a ella. Era como si el espíritu maligno de la leyenda hubiera cobrado vida propia.
La joven comenzó a correr, pero tropezó y cayó al suelo. Cuando se levantó, la figura oscura había desaparecido. Sin embargo, algo la había tocado y podía sentir una extraña energía en su cuerpo.
Desde esa noche, la joven comenzó a tener visiones aterradoras. Los árboles del Argán se convertían en monstruos gigantes y las sombras parecían tener vida propia. La joven intentó explicar lo que le había sucedido, pero nadie le creyó. La leyenda del Argán había cobrado vida en ella y la perseguiría para siempre.
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