La presencia en mi ventana
Hace un mes, me mudé a un departamento en un edificio antiguo. Al principio, todo parecía normal, pero algo extraño comenzó a suceder por las noches. Siempre que me acostaba en mi cama, sentía una presencia en la ventana de mi habitación. Al principio, pensé que era mi imaginación, pero cada vez se hacía más fuerte.
Una noche, me desperté a media noche con un frío intenso en la habitación. Me incorporé y, para mi sorpresa, vi una figura oscura y delgada en la ventana. Era un extraño, y no tenía idea de cómo había llegado allí. Me asusté y me acurruqué debajo de las mantas, esperando que se fuera.
Pero la figura no se movía. Permaneció allí, inmóvil, como si estuviera observándome. Durante horas, me quedé despierto, con los ojos pegados en la ventana, sin poder quitar la vista de esa figura espeluznante.
Con el tiempo, me acostumbré a la presencia del extraño en mi ventana. A veces se movía, a veces no, pero siempre estaba ahí. Cada noche, me despertaba con un escalofrío en la columna vertebral, esperando ver al extraño de pie en la ventana.
Una noche, cansado de sentirme aterrorizado, decidí confrontarlo. Me acerqué a la ventana y lo miré directamente a los ojos. Pero cuando lo hice, sentí una oleada de miedo que me dejó sin aliento. Los ojos del extraño eran oscuros y vacíos, como si estuvieran muertos.
De repente, la figura comenzó a moverse. Empezó a golpear la ventana con fuerza, como si quisiera entrar. Me alejé corriendo y me escondí bajo las mantas, temblando de miedo. Podía escuchar los golpes cada vez más fuertes, como si la figura estuviera a punto de romper el vidrio.
Finalmente, el ruido se detuvo. Con mucho cuidado, salí de mi cama y me acerqué a la ventana. Miré afuera, pero no había nada allí. El extraño había desaparecido.
Pasé el resto de la noche despierto, temblando de miedo, pensando en lo que acababa de suceder. ¿Quién era ese extraño en mi ventana? ¿Por qué me estaba observando? ¿Y por qué había tratado de entrar a mi habitación?
A partir de esa noche, comencé a buscar información sobre el edificio y descubrí que había habido varios casos de suicidios en el pasado. Me di cuenta de que la figura oscura en mi ventana podría ser uno de los fantasmas de las víctimas.
Traté de ignorar la presencia del extraño, pero nunca volví a tener una noche de sueño tranquilo. A veces todavía lo veo en la ventana, observándome en silencio. Aprendí a convivir con mi extraño compañero de habitación, pero nunca olvidaré la noche en que intentó entrar a mi habitación.
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