Bryce Laspisa — El auto encendido al borde del abismo (California, 2013)

Madrugada del 30 de agosto de 2013. Bryce David Laspisa, 19 años, conduce hacia el sur de California para reunirse con sus padres en Laguna Niguel tras unos días extraños: rompe con su novia, deja de ir a clase y su conducta preocupa a todos. A las 2:00 a. m. llama a su madre: está agotado y va a detenerse a dormir al costado de la I-5. No volverán a oír su voz. Horas después, agentes de California Highway Patrol encuentran su Toyota Highlander 2003 volcado al pie de un terraplén junto a Castaic Lake (condado de Los Ángeles). El motor aún caliente. Bryce no está. 

La escena desconcierta: móvil, cartera y portátil siguen dentro del coche; la luneta trasera aparece rota desde el interior, según la policía, probablemente con una herramienta de emergencia que guardaba en la consola. Apenas pequeñas trazas de sangre, nada que indique una lesión incapacitante. Todo sugiere que salió por su propio pie del vehículo tras la caída. 

El día previo encadena un itinerario que hoy es parte del rompecabezas. Bryce sale de la zona de Sierra College (Rocklin/Chico) con destino al sur y, durante horas, se detiene sin explicación en puntos intermedios. En Buttonwillow, un operario de Castro Tire & Truck —Christian— le lleva gasolina por falta de combustible y luego confirma a la familia que lo vio desorientado. Ese retraso agranda la incógnita: ¿por qué un trayecto de 6 horas se volvió un periplo de casi 24? 


A las 2:00 a. m., Bryce asegura por teléfono que se apartará para dormir y que llamará al despertar. No lo hace. Al amanecer, el Highlander aparece en la pista de acceso a una torre de telefonía junto a Castaic: ha bajado unos 7–8 metros por el terraplén y ha quedado sobre un lateral. Para los agentes, el patrón del siniestro apunta a una bajada sin frenar; otros analistas plantean una confusión de pedales por agotamiento. Ninguna hipótesis puede probarse. 

Empieza una búsqueda masiva: helicópteros, embarcaciones, buzos y sonar peinan Castaic Lake y su área recreativa durante días. No hay cuerpo, ropa ni enseres en la orilla. En paralelo, la Oficina del Sheriff de Los Ángeles mantiene el caso como desaparición sin evidencias de delito, mientras el eco mediático crece en todo el estado. 

Nueve días después, llegan los perros de rastro: dos sabuesos independientes siguen el olor de Bryce desde el lugar del choque, cruzan la presa y continúan por el camino hasta un Área de camiones / truck stop cercano a la I-5. Allí el rastro se corta. Para muchos, ese punto sugiere que alguien lo recogió —voluntariamente o no— y lo sacó de la zona. Para otros, no descarta un regreso posterior al lago. 

La cronología previa añade contexto. Días antes, amigos refieren consumo elevado de alcohol y uso de Vyvanse (medicación para TDAH) sin prescripción, con cambios de ánimo y noches en vela. A su novia le envía un mensaje demoledor —“estarás mejor sin mí”—, devuelve pertenencias, y su entorno intenta retener las llaves por seguridad. Nada de eso anticipa su desaparición absoluta, pero sí dibuja un deterioro abrupto. 

A los padres, Karen y Mike Laspisa, les comunican el hallazgo del coche esa mañana. Ellos abren la página Find Bryce Laspisa, fijan descripción —1,80 m, 170 lb, pelo rojo, ojos azules, tatuaje de Tauro en el hombro— y vuelven cada año con el mismo pedido: “una pista”. El registro estatal de California (DOJ) mantiene su ficha activa como persona desaparecida. 

Durante las primeras dos semanas, circularon rumores e incluso la aparición de un cadáver calcinado cerca de Castaic; la forense descartó rápidamente que se tratara de Bryce. Nada sólido reemplazó al rumor. La historia regresó a titulares en aniversarios sucesivos, pero sin hallazgos. 



Con el paso del tiempo, las teorías se agrupan en cuatro familias: accidente con cuerpo no recuperado; suicidio lejos del punto cero; fuga voluntaria tras una crisis; o intervención de terceros tras llegar al truck stop. La ausencia de pruebas en cualquiera de las vías mantiene el expediente abierto. 

Hay, sin embargo, hechos firmes: el motor caliente y la salida por la luneta indican que sobrevivió al choque; el rastro canino cortado fuera del perímetro lacustre sugiere desplazamiento por carretera posterior; y ninguna señal bancaria o digital ha emergido desde 2013. Entre certezas mínimas y preguntas máximas, el caso se volvió emblema de los “desaparecidos sin escena”. 

La historia de Bryce cambió leyes. Aunque ocurrió en Minnesota con Brandon Swanson, su eco alcanzó California: el debate sobre activación temprana de búsquedas de adultos en circunstancias de riesgo ganó peso tras casos como el de Bryce. Hoy, protocolos y coordinación interagencias entran antes cuando hay indicios objetivos de peligro. 


Si estuviste en Castaic la madrugada del 30/08/2013 —presa, área recreativa, Castaic Rd. Truck Stop, accesos de la I-5— y conservas fotos o vídeo, revisa tus archivos. Contacta con la Los Angeles County Sheriff’s Department o con la página Find Bryce Laspisa. A veces, un solo fotograma devuelve una voz a casa. 

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