Juan González Navarro: una tarde de recreativos en El Altet y 37 años de preguntas sin respuesta


El 14 de mayo de 1988, en la pedanía ilicitana de El Altet (Elche, Alicante), Juan González Navarro, de 18 años, salió como tantos sábados a pasar un rato en el salón de máquinas recreativas del pueblo. No había nada extraño: amigos, risas, rutina. Aquel anochecer se convirtió en la última imagen conocida de Juan. Desde entonces, nadie lo ha vuelto a ver. 

Las señas oficiales son precisas y siguen guiando la búsqueda: 1,70 m de estatura, complexión atlética, pelo castaño corto y ondulado, usa gafas graduadas. La ropa del día quedó fijada en carteles y fichas: pantalón vaquero, camisa de manga corta a cuadros rojos y zapatos de vestir color granate. Es la descripción que hoy continúa difundiéndose en cada reactivación del caso. 

La asociación SOS Desaparecidos mantiene activa su ficha (ref. 23-10890): “Desaparece el 14/05/1988 en El Altet, Alicante. Edad cuando desapareció: 18 años; edad actual estimada: 55”. El expediente no está cerrado y forma parte del Fichero de Desaparecidos que la entidad actualiza y republica para evitar que nombres históricos se pierdan en la hemeroteca. 

Los recuentos de prensa local han recordado en aniversarios recientes que a Juan lo vieron por última vez dentro del recreativo. Algunos relatos vecinales —recogidos por recopilaciones y revistas ligadas a SOS Desaparecidos— apuntan a que se quedó un rato más cuando sus amigos se marcharon. No volvió a casa. Y a partir de ese punto, ningún testigo fiable lo ubica en otro lugar. 


En aquellos años, El Altet era un núcleo pequeño, de caras conocidas. La desaparición de un chico de 18 años sin conflicto conocido impactó a toda la pedanía. Se preguntó en bares, paradas y caminos; se revisaron los trayectos más obvios entre el recreativo y su domicilio. No hubo hallazgos. La ausencia de escena —sin pelea, sin robo, sin despedida— se convirtió en parte del misterio. 

Con el paso del tiempo, el nombre de Juan ha reaparecido en aniversarios redondos. En 2023, al cumplirse 35 años, crónicas comarcales insistieron en la misma pregunta que acompañó a la familia desde 1988: ¿qué ocurrió al salir del local? No hay cadáver identificado, ni resolución judicial conocida, ni prueba pública que permita cerrar hipótesis. 

La línea oficial permanece inalterada: desaparición sin constancia de marcha voluntaria y sin indicios que apunten a un accidente concreto. La ficha destaca la posible presencia de gafas, detalle que, en fotografías y recuerdos, puede ayudar a fijar la imagen de aquel adolescente que se esfumó una tarde cualquiera. 

En recopilaciones de casos históricos, se citan detalles de contexto (el ambiente del recreativo, la compañía de amigos y familiares en las horas previas), pero la investigación pública no ha dado a conocer una última cámara, un recibo, una matrícula o un testigo que cierre el círculo. Por eso su ficha sigue reeditándose: para invitar a mirar atrás con ojos nuevos. 

La memoria comunitaria del Altet conserva el hueco: un asiento vacío frente a una máquina, una camisa a cuadros repetida en carteles, una familia que no ha dejado de preguntar. En redes, publicaciones vecinales vuelven a impulsar su rostro cada pocos meses, recordando que los casos antiguos también necesitan luz. 

No hay constancia pública de que se recuperaran objetos personales de Juan tras su salida del local. Tampoco trascendieron hallazgos forenses que permitan fijar una hipótesis robusta. En los casos sin escena, la solución suele llegar por memoria tardía (alguien que vio algo y no supo su importancia) o por documentos olvidados (fotos, cintas, registros privados). 


Por eso, las republicaciones de SOS Desaparecidos —con la descripción completa de vestimenta— no son un formalismo: son una llamada a la precisión. La camisa roja de cuadros, los zapatos granates, las gafas y la estatura de 1,70 siguen siendo anclas de memoria para quien conserve imágenes analógicas o recuerdos de aquel 14 de mayo de 1988. 

Treinta y siete años después, Juan González Navarro “ya no tiene 18”, como recuerdan las piezas conmemorativas, pero su historia sí: quedó detenida a la salida de un recreativo, con la vida por delante. La familia y las asociaciones piden mantener el caso vivo en la conversación pública, porque el tiempo borra detalles… y también los revela. 

Si conociste a Juan o estuviste en El Altet aquel 14/05/1988, revisa fotos antiguas, comparte cualquier recuerdo verificable y contacta con la Guardia Civil o SOS Desaparecidos (ref. 23-10890). En los casos que resisten décadas, a veces un fotograma o una frase bastan para abrir la puerta del pasado. 

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