Agustín Álvarez Novas desapareció el 1 de septiembre de 2016 en Corvera de Asturias. Tenía 54 años, 1,70 de estatura, unos 50 kilos, pelo castaño, ojos marrones y necesitaba medicación diaria, según la ficha oficial de SOS Desaparecidos y el CNDES.
Durante años había vivido en Bélgica. Según contó su prima Tere en el programa “Desaparecidos. Nunca Olvidados”, Agustín regresó a Asturias para recuperarse de una enfermedad, acogido por la familia, con la idea de descansar y estabilizarse. Llevaba apenas un mes de vuelta cuando todo se torció.
Aquel 1 de septiembre fue, en apariencia, un día normal. Rutina tranquila, entorno conocido, un pueblo donde las caras se repiten y los pasos son casi siempre los mismos. En algún momento de la tarde, Agustín anunció que salía “un momento” a comprar a una tienda situada a unos dos kilómetros. Iba a hacer un recado rápido. Nada que justificara llevar móvil ni documentación.
Ese detalle es clave: salió sin teléfono, sin DNI, sin tarjeta sanitaria. Su familia subraya que se marchó ligero, confiado, convencido de que volvía enseguida. No era un viaje largo, no era una escapada. Era solo una compra corta que cualquiera hace sin pensarlo dos veces.
Pero Agustín no regresó a casa. Pasó la primera hora, luego dos, y la familia empezó a inquietarse. No contestaba porque no llevaba móvil. Nadie lo había visto volver por el camino. Lo que debía ser una salida de minutos empezó a estirarse hasta convertirse en un silencio que ya dura más de ocho años.
Al ver que no volvía, comenzaron las llamadas, las preguntas a vecinos, la búsqueda por los alrededores. Después llegó la denuncia formal y la intervención de la Guardia Civil. Se revisaron recorridos posibles entre la vivienda y el punto donde supuestamente iba a comprar, cunetas, sendas y zonas de monte cercanas a Corvera de Asturias. Ningún rastro, ningún objeto, ninguna pista sólida.
La situación era especialmente grave por otro factor: Agustín “necesita medicación”, como figura en todas las alertas oficiales. Interrumpirla de golpe puede afectar al estado físico y mental de una persona, reducir su capacidad de orientarse y aumentar la vulnerabilidad ante cualquier peligro o accidente. Por eso, desde el principio, la familia descartó la idea de una marcha voluntaria planificada.
Con el paso de los meses, su caso quedó integrado en el mapa de desaparecidos de larga duración de Asturias. La prensa regional lo menciona entre las personas que el Principado sigue buscando: un hombre de 54 años al desaparecer, visto por última vez en Corvera, del que “no se sabe nada” desde 2016. La Voz de Asturias y otras cabeceras han recordado su nombre en reportajes sobre desaparecidos asturianos.
En 2019, el podcast “Desaparecidos. Nunca Olvidados” recuperó la historia de Agustín. Su prima relató que él vivía en Bélgica, que vino a Asturias para mejorar de salud, y que, tras solo un mes, desapareció en ese trayecto mínimo a la tienda. Insistió en un mensaje: no llevaba móvil ni documentos porque pensaba regresar enseguida; desde entonces, la familia no ha recibido ni una llamada, ni una carta, ni una señal.
Las asociaciones QSDglobal y SOS Desaparecidos han mantenido su alerta activa año tras año. Cada aniversario publican recordatorios: “Hoy se cumplen cinco, ocho años de la desaparición de Agustín Álvarez Novas, desaparecido el 1 de septiembre de 2016 en Corvera (Asturias)”. Es su forma de no dejar que el caso se pierda entre estadísticas.
En cuanto a las hipótesis, nada se ha confirmado de forma oficial. El abanico va desde un accidente en una zona poco visible, pasando por una desorientación ligada a su estado de salud, hasta la posible intervención de terceras personas. Pero no hay cuerpo, no hay testigos directos, no hay imágenes. Todo son preguntas colgadas sobre un camino de apenas dos kilómetros.
Lo único firme es el vacío que dejó. Sus familiares en Asturias y en Bélgica siguen reclamando que se hable de él, que se revise cualquier dato antiguo a la luz de nuevas tecnologías de búsqueda, que se comprueben de nuevo puntos de riesgo en la ruta que nunca terminó. Para ellos, Agustín no es un expediente de 2016, sino alguien que salió un día a comprar y todavía no ha regresado a casa.
“Al mes de estar aquí salió un momento a comprar… y no se ha vuelto a saber de él”, resumía su prima en aquella entrevista. En esa frase late toda la crudeza de este caso: una vida normal, un recado cotidiano y un corte brusco en la historia de una familia.
Hoy, el nombre de Agustín Álvarez Novas sigue activo en los listados oficiales de personas desaparecidas en España. Si estuviste en Corvera de Asturias a comienzos de septiembre de 2016, si recuerdas a un hombre castaño, delgado, de unos 54 años, que salió a comprar y quizá pidió ayuda o se desorientó, cualquier recuerdo puede ser una pieza clave. La familia no busca culpables: busca saber qué pasó, y poder cerrar, por fin, esta pesadilla que empezó con una puerta que se cerró… y nunca volvió a abrirse.
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