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Los gnomos de jardín: no son lo que parecen

 Los gnomos de jardín: no son lo que parecen

¿Te has preguntado alguna vez qué hacen los gnomos de jardín cuando nadie los está mirando? Yo tampoco, hasta que empecé a notar cosas extrañas en mi jardín. Todos los días, los gnomos parecían estar en lugares diferentes. Y no solo eso, parecían moverse por sí solos. Al principio pensé que era solo mi imaginación, pero luego comencé a notar que había más gnomos de los que recordaba haber comprado.

Una noche, me desperté en medio de la noche con la sensación de que alguien estaba mirando fijamente a mi espalda. Me di vuelta rápidamente, pero no había nadie allí. Sin embargo, algo captó mi atención en el jardín afuera. Uno de los gnomos de jardín se había movido y estaba mirando hacia mi ventana.



Intenté ignorarlo y volví a dormir, pero no pude sacarlo de mi cabeza. La mañana siguiente, noté que el gnomo había cambiado de posición nuevamente. Esta vez, parecía estar más cerca de la casa. No pude explicar cómo lo había hecho, pero estaba seguro de que no lo había movido yo.

La situación se volvió cada vez más inquietante. Los gnomos parecían multiplicarse de la noche a la mañana, y su presencia se hacía cada vez más evidente. A veces, me parecía escucharlos moviéndose y susurrando entre ellos.

Una noche, salí al jardín para intentar descubrir qué estaba sucediendo. Me sorprendió encontrar a los gnomos reunidos alrededor de una pequeña fogata. Parecían estar realizando algún tipo de ceremonia, y su presencia me hizo sentir incómodo.

Decidí deshacerme de los gnomos de jardín, pensando que era la única forma de deshacerme de la extraña presencia que sentía en mi hogar. Pero al intentar deshacerme de ellos, me di cuenta de que los gnomos eran más que simples adornos de jardín. Tenían una fuerza oscura y peligrosa.



Finalmente, contraté a un exorcista para purificar mi casa y deshacerme de los gnomos de jardín. Pero nunca me sentí completamente a salvo. Cada vez que paso por un jardín y veo un gnomo de jardín, no puedo evitar preguntarme qué secretos oscuros podrían estar ocultos detrás de su sonrisa enigmática.

A pesar de haberme deshecho de los gnomos de jardín, nunca pude sacudirme la sensación de que algo oscuro y peligroso me seguía acechando. Una noche, mientras dormía, algo se movió en mi habitación. Abrí los ojos y vi a un pequeño gnomo de jardín al pie de mi cama, sonriendo de manera siniestra.

Intenté levantarme y correr, pero mis piernas no respondían. El gnomo me miraba fijamente, con una mirada que me congelaba la sangre. De repente, se lanzó hacia mí con sus pequeñas manos afiladas.

Desperté gritando y sudando, pero el gnomo había desaparecido. Desde entonces, me he mudado a otra casa, lejos de cualquier jardín o gnomo de jardín. Pero sé que nunca estaré completamente a salvo de sus garras malvadas.

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