La oscura verdad detrás de los Calcetines Perdidos
María había perdido la cuenta de cuántos calcetines habían desaparecido de su lavadora. Cada vez que terminaba de lavar su ropa, se encontraba con un calcetín menos. No importaba si los colocaba juntos en la lavadora o los guardaba en el mismo lugar, siempre había uno que desaparecía misteriosamente.
Al principio, María lo atribuyó a la mala calidad de los calcetines. Pero cuando empezaron a desaparecer sus calcetines favoritos y nuevos, empezó a preocuparse. Incluso compró una bolsa de lavandería especial para calcetines, pero eso no pareció detener al ladrón invisible.
Una noche, después de lavar su ropa, María se quedó despierta para averiguar qué estaba pasando con sus calcetines. Se sentó en la sala de estar con su perro y un libro, y esperó a que terminara la lavadora.
Cuando el ciclo terminó, María abrió la lavadora y encontró todos los calcetines, excepto uno. Buscó en todas partes, pero el calcetín desaparecido no estaba en la lavadora ni en la secadora. Decidió irse a dormir y tratar de no preocuparse demasiado por el calcetín perdido.
Esa noche, María tuvo una pesadilla extraña en la que veía a un hombre encapuchado que le arrebataba su calcetín derecho. María se despertó sudando y temblando, pero trató de descartar la pesadilla como algo sin importancia. Sin embargo, cuando abrió su armario esa mañana, encontró todos sus calcetines izquierdos en su lugar, pero los derechos habían desaparecido.
María empezó a obsesionarse con el tema de los calcetines perdidos. Preguntó a todos sus amigos si habían experimentado algo similar, pero nadie parecía tener una respuesta. Entonces decidió investigar por su cuenta.
Durante días, María estuvo siguiendo a su perro por la casa, observando cuidadosamente cada movimiento que hacía. Hasta que un día, su perro empezó a ladrar a una esquina del cuarto de lavado. María fue a ver qué estaba pasando y descubrió un pequeño agujero en la pared, apenas lo suficientemente grande para que pudiera pasar un calcetín.
María se acercó a la pared y echó un vistazo al otro lado. Lo que vio la dejó sin aliento. Había una pila enorme de calcetines, todos ellos idénticos a los que habían desaparecido de su lavadora.
Desde ese día, María siempre cierra bien el cuarto de lavado y se asegura de que ningún calcetín quede por ahí suelto. Pero de vez en cuando, aún tiene la sensación de que alguien o algo la observa, esperando su próxima oportunidad para arrebatar su calcetín.
María estaba horrorizada al descubrir la pila de calcetines detrás de la pared. Trató de entender cómo habían llegado allí, pero no encontró ninguna respuesta. Temerosa, decidió sellar el agujero y nunca más hablar del tema.
Sin embargo, algo extraño siguió sucediendo en su casa. A menudo, María encontraba los calcetines que se había puesto antes del trabajo en lugares extraños, como en la cocina o en el baño. Además, comenzó a escuchar ruidos extraños en el cuarto de lavado en la noche.
Una noche, mientras estaba sola en casa, María decidió investigar el ruido. Cuando abrió la puerta del cuarto de lavado, encontró algo que nunca olvidaría: todos los calcetines que había desaparecido a lo largo de los años estaban ahí, en la mitad del cuarto.
De repente, se escuchó un sonido detrás de María. Se dio vuelta y vio algo moverse en la oscuridad. Aterrorizada, corrió hacia la puerta para escapar, pero algo la agarró del tobillo, haciéndola caer al suelo.
Cuando se levantó, vio a un hombre con un abrigo largo y sucio, y calcetines en las manos. Él sonrió y le dijo: "Gracias por recolectar mis calcetines perdidos durante todos estos años. Ahora, eres mía".
María gritó y luchó, pero era demasiado tarde. El hombre la arrastró hacia la oscuridad del cuarto de lavado, donde nunca volvieron a verla de nuevo. Desde entonces, la gente dice que si escuchas ruidos extraños en tu cuarto de lavado, es mejor que no investigues. Nunca se sabe quién o qué podría estar esperando para atraparte.
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