David López Heredia — Granada, 16 de octubre de 2009: un viernes cualquiera, y un nombre que no volvió


Tenía 33 años y vivía en la zona Norte de Granada. El 16 de octubre de 2009 salió de casa y, desde ese instante, su rastro se detuvo en seco. Su nombre: David López Heredia. Su familia denunció de inmediato, pero los días siguientes no aportaron una sola pista sólida que marcara el camino de regreso. 

La alerta pública se amplificó a final de mes: la Guardia Civil confirmó que buscaba a David “en distintos puntos de la provincia” sin indicios certeros de su paradero. Era 29 de octubre de 2009 y ya habían pasado más de diez días sin noticias. No había escena, no había testigos clave, no había cierre. 

Con el paso del tiempo, su ficha quedó anclada en los listados nacionales de personas desaparecidas. SOS Desaparecidos mantiene activa la alerta: desaparecido el 16/10/2009 en Granada, 1,80 m, 79 kg, pelo negro corto y liso, ojos marrones, complexión atlética, barba y bigote. Es la fotografía fija de un expediente que no se ha movido en 16 años. 


Las descripciones difundidas en cartelería de la época añadían detalles de vestimenta —pantalón vaquero, cazadora/chaqueta deportiva— y rasgos particulares como tatuaje en el brazo izquierdo. Son datos útiles para memoria colectiva, aunque no figuran en todos los avisos oficiales y deben manejarse con prudencia por su origen diverso. 

2009 no era 2025. No había hoyos de geolocalización ubicuos ni cámaras privadas en cada portal. La ausencia de rastro digital robusto —pagos, telefonía con precisión, video— explica parte del vacío: el mapa se acababa donde terminaban los ojos de la gente. En ese borde, David se hizo silencio. 

Su entorno insistió en la búsqueda, peinando barrios y salidas de la ciudad. Las primeras semanas —críticas en cualquier desaparición— no devolvieron objetos ni señales que permitieran concentrar esfuerzos en un área concreta. La investigación quedó abierta a todas las hipótesis: marcha voluntaria, accidente no presenciado o la intervención de terceros. Ninguna alcanzó umbral probatorio. 


Con los años, su nombre se unió a otros casos granadinos de larga duración, recordados por la prensa para reclamar recursos estables y unidades especializadas. En septiembre de 2025, un reportaje en Granada Hoy lo citaba junto a otras ausencias que siguen pesando en la provincia. La petición de fondo era evidente: no dejar que el tiempo archive lo que la justicia no cerró. 

El expediente de SOS Desaparecidos continúa siendo el punto de referencia: ahí están la fecha exacta, el lugar, la edad al desaparecer —33— y la edad actual estimada —49—, con los rasgos físicos básicos para cualquier reconocimiento tardío. Cada reimpulso de la ficha es un latido más en una historia que se niega a dormirse. 

La familia, en todos estos años, ha sostenido lo esencial: nadie olvida a David. Mantener el nombre en circulación pública no es un gesto simbólico; es una estrategia. En casos sin escena ni pruebas materiales, una memoria social activa puede traer testigos que no hablaron o imágenes privadas que alguien no creyó importantes en su momento. 


¿Qué ayudaría hoy? Revisar fotos, vídeos o cámaras privadas de octubre de 2009 en Granada que aún puedan conservarse —portales, garajes, comercios—; cotejar documentación personal almacenada (agendas, recibos, partes de trabajo) que recuerde encuentros o rutas de aquel viernes; compartir su ficha con personas que entonces vivían o trabajaban en los ejes de salida de la capital. 

La estadística dice que, cuando no hay hallazgos tempranos, los casos se enfrían. La experiencia dice que, a veces, una llamada tardía devuelve el calor a un expediente. Por eso, en 2025, su ficha sigue ahí, igual de viva que el primer día: desaparecido en Granada el 16/10/2009. No es nostalgia; es método. 

Si hoy te suena un rostro de entonces, si una anécdota vuelve a la mente, si recuerdas un detalle mínimo —un coche, un trayecto, una conversación—, di algo. El valor de la pista pequeña es inmenso cuando todo lo demás es grande y vacío. Una línea nueva puede cambiar la historia que llevamos dieciséis años leyendo en bucle. 


Señas para difusión: 1,80 m; 79 kg; pelo negro corto y liso; ojos marrones; barba y bigote; complexión atlética.
Contacto: SOS Desaparecidos (649 952 957 / 644 712 806) o 112/062/091. Si tienes cualquier dato sobre David López Heredia, por mínimo que parezca, compártelo. En casos así, la verdad suele empezar con una voz que no se había escuchado. 

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