Royo Morera, pedanía de Turre (Almería) — 22 de octubre de 2016. Lucía García Hernández tenía 78 años y un Alzhéimer inicial que la familia vigilaba con cariño. A las 16:00 h salió de su casa para visitar a su hermana, a unos 150 metros. Era la rutina de siempre. Aquella tarde, la rutina se rompió.
Entró, conversó unos minutos y se despidió para volver a casa. Para regresar, debía cruzar un pequeño muro hasta la carretera y caminar poco más de 100 metros por un tramo conocido. Nunca llegó. Minutos después, cuando no apareció, los suyos entendieron que algo no iba bien.
La Guardia Civil activó la búsqueda: patrullas a pie y en vehículo peinaron caminos rurales, bancales y veredas; se revisaron barrancos y pozos del entorno y se pidieron apoyos de perros de rastro. No hubo hallazgos concluyentes. La tarde se hizo noche sin una sola pista firme.
Al amanecer, la batida se amplió con voluntarios del pueblo y cuadrillas vecinales que conocían cada atajo. Se reexaminaron acequias, casetas y corrales, se tocaron puertas y se preguntó por cualquier cámara privada que pudiera haber captado su paso. Nadie vio a Lucía tras salir de la casa de su hermana.
La familia rechaza que se trate de un simple despiste. Dicen que, pese al diagnóstico, sabía volver sola por ese camino corto y en bajada. “Alguien la cogió o le hizo algo”, repiten desde entonces, aferrándose a la única explicación que encaja con una desaparición sin rastro en tan poco espacio y tiempo.
Las hipótesis oficiales quedaron abiertas: desorientación con caída en una zona oculta; accidente en un pozo o tubería; intervención de terceras personas. Ninguna alcanzó umbral probatorio. El expediente siguió vivo, pero el mapa permaneció mudo.
En los días siguientes se cribaron parajes de difícil acceso, con nuevas pasadas por ramblas y laderas. La orografía —bancales, maleza, huecos de riego— dificultó un rastreo exhaustivo. Cada revisión devolvía lo mismo: negativo. Ni prenda, ni documento, ni señal en tierra.
Con el paso de los meses, la familia impulsó nuevas búsquedas y difusión en medios locales y nacionales. SOS Desaparecidos mantiene el cartel activo con referencia 23-01372: mujer, 1,57 m, 50 kg, complexión delgada, pelo corto rizado negro, ojos marrones. La fecha permanece: 22/10/2016, Turre (Almería).
Los investigadores insistieron en revisar pozos y cavidades de fincas privadas, algunos de difícil acceso o sin inventario claro. Es la tarea pendiente que tantas veces reaparece en el campo almeriense: localizar y comprobar oquedades antiguas que pueden esconder respuestas.
El trayecto mínimo —de casa de la hermana a su puerta— es hoy una cicatriz en el pueblo. Vecinos recuerdan la tarde del aviso, los coches, las linternas, y el correr de llamadas de una pedanía que se vació para buscarla. “Fueron metros que se hicieron abismo”, resume un familiar.
No hubo movimientos bancarios ni de telefonía que guiaran la pesquisa. Sin señales digitales, los ojos del barrio y las cámaras domésticas eran clave; con los años, muchas grabaciones se perdieron. Por eso cada nuevo llamamiento pide lo mismo: si alguien guardó vídeos o fotos de esa tarde, que los entregue.
El tiempo no ha sido bálsamo. La familia vuelve, una y otra vez, a los mismos puntos: el muro, la cuneta, el recodo del camino. Piden más inspecciones de pozos con cámara y que el caso no se dé por cerrado mientras queden huecos por revisar. En desaparecidos, recuerdan, no hay prescripción del amor.
> “Recorría esa cuesta todos los días.
Aquella tarde, la distancia más corta se hizo eterna.”
Lucía García Hernández no cruzó esos pocos metros de regreso. Ni la enfermedad ni el viento pudieron borrarla. Queda la espera —y un nombre que exige respuestas— en Royo Morera y en toda Turre.
Descripción oficial (SOS Desaparecidos, ref. 23-01372): 1,57 m; 50 kg; complexión delgada; pelo corto rizado negro; ojos marrones; desaparecida el 22/10/2016 en Turre (Almería).
Si viste algo o conoces un pozo/cavidad no revisado en el entorno de Royo Morera, contacta con la Guardia Civil (062/112) o con SOS Desaparecidos (649 952 957 / 644 712 806). Una sola pista puede abrir este silencio.
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