La tarde del 23 de septiembre de 2024, Stefanie Damron, de 13 años , salió de su casa en New Sweden (Aroostook County, Maine) tras una discusión con su hermana y dijo que iría a caminar al bosque. No llevaba teléfono ni dispositivos. Desde entonces, nadie la ha visto con certeza.
Su familia denunció la desaparición el 24 de septiembre, y la Maine State Police (Troop F y Major Crimes Unit North) abrió la investigación de inmediato, fijando la última ubicación en la West Road, donde se adentra una masa forestal extensa y escasamente habitada, a pocos kilómetros de la frontera con Canadá.
Las primeras horas activaron búsquedas terrestres y revisiones de caminos y cursos de agua cercanos. Con el paso de los días se incorporaron K-9, drones, aeronaves, equipos de SAR y, ya en fase federal, el FBI con análisis tácticos y entrevistas en Maine y estados limítrofes. A pesar del despliegue, no hubo avistamientos confirmados.
La ficha difundida por autoridades describía a Stefanie como 1,52 m aprox., 59 kg, pelo castaño a la altura de los hombros y ojos verdes; ese día vestía vaqueros azules, camiseta azul de manga larga y botas de senderismo negras Harley-Davidson. Son detalles críticos para cualquier recuerdo tardío o imagen archivada de cámaras rurales/privadas.
El entorno doméstico aportó matices que complican las hipótesis simples: la familia vivía en una estructura de madera tipo yurt en una zona off-grid, sin agua corriente ni cobertura de vigilancia pública en el entorno inmediato. Servicios sociales habían recibido informes en el pasado —el FBI reconoció su existencia sin divulgar contenido— y el padre afirmó que quedaron sin fundamento tras revisiones. Nada de esto produjo pistas operativas sobre el paradero.
El 2 de diciembre de 2024, el FBI y la Maine State Police anunciaron una recompensa de hasta 15.000 dólares por información que condujera al regreso seguro de Stefanie o a la acusación de terceros. El caso pasó a la lista federal de Kidnappings & Missing Persons, reforzando la difusión a nivel nacional.
Durante el invierno y la primavera de 2025, llegaron avisos desde distintos puntos de EE. UU. y Canadá; ninguno superó la verificación. Hubo nuevas batidas en condiciones climáticas adversas, con equipos de búsqueda peinando áreas boscosas y ciénagas alrededor de New Sweden sin resultados.
Al cumplirse un año de la desaparición, medios estatales y locales publicaron líneas de tiempo detalladas: última salida al bosque, denuncia al día siguiente, despliegue de recursos estatales y federales, oferta de recompensa y la ausencia absoluta de indicios forenses o digitales. La familia organizó vigilias y renovó el llamamiento a revisitar fotos y vídeos de esos días.
En el plano técnico, los investigadores han combinado modelización de búsqueda, análisis de perfiles de movilidad y cribado de entrevistas dentro y fuera del estado. La hipótesis accidental (pérdida/desorientación) convive con la intervención de terceros; la huida voluntaria se considera débil por la edad, el entorno y la falta total de rastro. A fecha de hoy, no existe evidencia que permita sostener una narración única.
La ausencia de dispositivos y el carácter rural del escenario elevan la dificultad: no hay ping de teléfono, ni pagos trazables, ni cámaras públicas constantes. Esa pobreza de telemetría explica por qué un caso con FBI, K-9 y drones puede seguir sin una sola imagen posterior a la West Road.
En septiembre de 2025, el FBI reeditó el llamamiento público con un perfil actualizado y recordatorio de la recompensa; autoridades y familia subrayaron que ningún rumor en redes ha sido útil y pidieron información verificable. La consigna: no viralizar hipótesis, sí fechas, lugares, descripciones y posibles vehículos vistos en el área aquella tarde.
Quien haya estado en New Sweden/Caribou el 23–24 de septiembre de 2024 —cazadores, trabajadores forestales, repartidores, conductores en West Road— puede tener la pieza que falta. El contacto oficial es la Maine State Police (Houlton Barracks) o el FBI; la recompensa permanece vigente.
Stefanie Damron sigue desaparecida. Entre la espesura y el invierno, Maine aprendió que a veces no hay cámaras, ni huellas, ni un camino limpio hacia la verdad. Queda la búsqueda, la memoria y una pregunta que no caduca: ¿quién la vio después de la West Road… y qué pasó entonces?
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