Advertisement

Responsive Advertisement

La soledad de un espíritu en el cementerio

 La soledad de un espíritu en el cementerio

Me llamo María, y yace en este cementerio olvidado desde hace más de un siglo. A pesar de mi condición de muerta, aún siento el peso de la soledad. En vida, solía ser una mujer feliz y llena de vida. Tenía una familia amorosa y muchos amigos. Pero después de mi muerte, todo cambió.

Me di cuenta de que la gente pronto me olvidó. Ya no venían a visitarme y, a menudo, mi tumba estaba cubierta de hierbas y maleza. Me sentía sola y abandonada, y mis lamentos no eran escuchados.



Pero una noche, cuando la niebla cubría el cementerio, sentí una extraña presencia a mi alrededor. Una joven, con una rosa en la mano, se acercó a mi tumba. No pude evitar sentirme emocionada por su visita.

La joven colocó la rosa en mi lápida y habló conmigo como si pudiera escucharla. Me contó sobre su vida, sus problemas y sus alegrías. Fue la primera vez en mucho tiempo que sentí que alguien se preocupaba por mí.

Desde entonces, la joven ha venido a visitarme regularmente. Resultó que ella era mi bisnieta, Ana, a quien nunca había conocido en vida. Me explicó que había investigado su árbol genealógico y había descubierto que estaba relacionada conmigo. También dijo que había sentido la necesidad de visitar mi tumba y honrar mi memoria.



Ana me contó sobre su vida, sus sueños y sus aspiraciones. Me hizo sentir conectada con el mundo de los vivos de una manera que nunca había experimentado antes. Desde entonces, Ana me visita a menudo, y me siento agradecida por su compañía y por la oportunidad de conocer a un miembro de mi familia que nunca supe que existía.

Aunque todavía estoy atrapada en mi condición de muerta, ahora tengo una conexión con el mundo de los vivos gracias a Ana. Sus visitas me han dado una nueva perspectiva sobre la vida y la muerte, y me han ayudado a encontrar la paz que tanto anhelaba en este cementerio olvidado.

Publicar un comentario

0 Comentarios