El Abismo Onírico: Atrapada entre Sueños y Pesadillas
Me encontraba en un barco, navegando por un océano oscuro y amenazante. La brisa marina acariciaba mi rostro mientras observaba el horizonte infinito. Pero de repente, tropecé y caí al agua. El golpe fue tan fuerte que me dejó sin aliento. Abrí los ojos y me vi sumergida en las profundidades del mar.
Mi cuerpo se hundía rápidamente, arrastrado por una corriente implacable. A medida que descendía, la luz se desvanecía y la oscuridad se apoderaba de todo a mi alrededor. Miré hacia arriba, pero la superficie parecía tan lejana e inalcanzable.
La sensación de pánico comenzó a invadirme. Nadie parecía darse cuenta de mi desesperación. Grité, pero mi voz se ahogaba en las profundidades del océano. Mis pulmones parecían estar a punto de estallar, pero el agua salada llenaba mi boca y me sofocaba.
Mientras luchaba por sobrevivir, algo captó mi atención. A lo lejos, vislumbré unas figuras sombrías moviéndose en la oscuridad. Eran criaturas marinas de pesadilla, con ojos brillantes y dientes afilados. Parecían acecharme, esperando el momento adecuado para atacar.
Intenté nadar en la dirección opuesta, pero mis movimientos eran lentos y torpes en el agua. Las criaturas se acercaban cada vez más, rodeándome con su presencia amenazante. Sentí sus garras rozando mi piel, susurros siniestros que penetraban en mi mente.
En medio de mi desesperación, un pensamiento inquietante se filtró en mi conciencia: ¿y si todo esto era solo un sueño? ¿Y si en realidad estaba atrapada en una pesadilla profunda, incapaz de despertar?
La idea de que no era más que un sueño me llenó de un miedo aún mayor. ¿Y si no había escape? ¿Y si estaba condenada a deambular por las tenebrosas profundidades del mar para siempre?
En un último intento desesperado por liberarme, luché contra las garras invisibles que me sujetaban y luché por llegar a la superficie. Mi corazón latía desbocado mientras sentía que mis fuerzas se agotaban.
Y entonces, en un instante, abrí los ojos y me encontré en mi cama, empapada en sudor y jadeando. Me llevé las manos al pecho, aliviada al descubrir que había sido solo un sueño. La realidad me rodeaba, reconfortante y familiar.
Pero aún sentía el eco del miedo y la opresión en mi pecho. Sabía que la pesadilla había sido más que un simple sueño. Había tocado algo oscuro y siniestro, algo que se escondía en las profundidades de mi mente.
Desde entonces, cada vez que cierro los ojos, siento la presencia del mar oscuro acechando en las sombras de mi inconsciente. Me pregunto si algún día volveré a caer en sus garras, atrapada en un sueño eterno donde la realidad y la pesadilla se entrelazan sin distinción. El miedo se ha arraigado en lo más profundo de mi ser, recordándome que incluso en la seguridad de la vigilia, el peligro acecha en las esquinas más oscuras de mi mente.
Ahora vivo con la incertidumbre constante de si este mundo es realmente tangible o simplemente otro sueño dentro de un sueño. Mis días se deslizan entre la rutina y la paranoia, con la sensación persistente de que en cualquier momento podré caer nuevamente en las garras del mar insondable.
Mis noches se han convertido en una batalla constante contra el sueño, temiendo que si me rindo a la oscuridad, seré arrastrada una vez más a las profundidades del océano sin escape. La somnolencia se mezcla con la ansiedad, y mis ojos se abren de par en par cada vez que me acerco al borde del sueño.
La imagen del mar oscuro y las criaturas siniestras sigue grabada en mi memoria, recordándome que el horror puede manifestarse en cualquier momento. Cierro las cortinas y evito mirar al cielo nocturno, temiendo que las sombras me envuelvan y me arrastren de vuelta a ese mundo acuático sin esperanza.
Mis relaciones se han vuelto tensas y distantes, ya que el miedo constante me consume. La soledad se ha convertido en mi compañera más fiel, porque temo que la presencia de otros solo invite a la pesadilla a acechar en las sombras de su mente también.
No puedo escapar de mi propio subconsciente. Los días se desvanecen en un desfile de pensamientos turbios y dudas constantes. ¿Cuál es la verdadera realidad? ¿Cuál es el límite entre la vigilia y el sueño? Me he perdido en un laberinto de incertidumbre y miedo, sin saber si algún día encontraré una salida.
Mientras tanto, sigo adelante, enfrentando cada día con la esperanza de que el mar oscuro no reclame mi mente nuevamente. Pero en lo más profundo de mi ser, sé que el hombre del sombrero de copa y el terror submarino esperan pacientemente, listos para arrastrarme a su reino de pesadillas una vez más.
El miedo es mi constante compañero, y el recuerdo del sueño sigue latente en cada rincón de mi existencia. Me pregunto si alguna vez encontraré la paz y la tranquilidad nuevamente, o si estaré condenada a vivir en un estado perpetuo de temor, siempre consciente de que el mar oscuro y sus secretos esperan, aguardando el momento adecuado para reclamar mi alma y sumergirme en una pesadilla sin fin.
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