El demonio de la lampara
El hombre, llamado Tomás, se sintió un poco tonto por haber comprado la lámpara antigua en el bazar. Sabía que la mayoría de las personas que compraban cosas allí lo hacían por pura curiosidad y por el hecho de encontrar algo exótico que pudiera ser interesante en su hogar. Pero él había comprado la lámpara porque creía que podía tener un genio dentro.
Después de frotar la lámpara con todas sus fuerzas, se sintió un poco decepcionado cuando no pasó nada. Se acostó en su cama y pronto se durmió, sin saber que la lámpara era mucho más que una simple pieza decorativa.
Esa noche, en sus sueños, Tomás vio una figura oscura acechándolo. La figura se acercó lentamente a él y lo rodeó con sus garras frías y afiladas. Tomás sintió un escalofrío recorrer su cuerpo y trató de alejarse de la figura, pero no podía moverse. La figura siguió dándole vueltas mientras Tomás gritaba en su sueño.
Al despertar, se dio cuenta de que había tenido una pesadilla espantosa. Sin embargo, no sospechó que la causa de la pesadilla era la lámpara antigua. Pensó que había sido simplemente una mala noche y que no volvería a pasar.
Pero la pesadilla volvió todas las noches. Cada vez que Tomás se dormía, la figura oscura lo acechaba, lo rodeaba con sus garras frías y lo hacía gritar. Tomás estaba asustado y confundido. ¿Por qué tenía estas pesadillas? ¿Qué estaba pasando?
Un día, mientras estaba en el trabajo, su compañero de trabajo le preguntó si estaba bien. Tomás estaba muy cansado y se veía agotado. No había estado durmiendo bien y había perdido peso. Se dio cuenta de que esto estaba afectando su vida diaria. Decidió que tenía que hacer algo al respecto.
Recordó la lámpara antigua y decidió llevarla de vuelta al bazar donde la había comprado. Pero cuando llegó allí, el dueño del bazar le dijo que no podía recibirla si no quería morir. Tomás se asustó, pero no sabía qué hacer. No quería que nadie más sufriera lo que él había pasado, pero tampoco quería quedarse con la lámpara.
Finalmente, decidió venderla en línea. No dijo nada sobre la lámpara y esperó a que alguien la comprara. Finalmente, alguien lo hizo. Tomás embaló la lámpara y la envió al nuevo dueño. Se sintió aliviado de que la lámpara estuviera fuera de su vida y esperaba que no causara más daño.
Sin embargo, no sabía que la lámpara había sido comprada por otra persona que estaba buscando algo exótico y decorativo para su hogar. La lámpara se convirtió en una maldición que pasó de dueño en dueño, causando pesadillas y miedo a cada persona que la tenía en su posesión.
La lámpara antigua no dejaba de aparecer en diferentes hogares, cada vez con una nueva víctima que sufría las terribles pesadillas que la acompañaban. Con el tiempo, la leyenda de la lámpara maldita se extendió y nadie quería tenerla en su casa.
Pero un día, un hombre llamado Juan vio la lámpara en una tienda de antigüedades y se sintió atraído por ella. Sin saber nada de su historia, la compró y la llevó a su hogar. Sin embargo, esa misma noche, la figura oscura se materializó de la lámpara y comenzó a rodearlo con sus garras frías.
Juan, atemorizado, recordó las historias que había escuchado sobre la lámpara y supo que tenía que hacer algo para detenerla. Investigó la historia de la lámpara y descubrió que la única forma de deshacerse de ella era entregársela a alguien más.
Desesperado, Juan puso la lámpara en venta en línea, pero nadie la quería. Estaba atrapado con la lámpara maldita y no sabía qué hacer. Cada noche, la figura oscura lo acechaba en sus sueños y cada día se sentía más agotado y aterrorizado.
Finalmente, un día, una mujer llamada Ana compró la lámpara. Juan, sabiendo que estaba haciendo lo correcto, se la entregó con alivio. Y esa noche, por primera vez en mucho tiempo, no tuvo pesadillas. Juan sabía que había hecho lo correcto al deshacerse de la lámpara, pero también sabía que nunca olvidaría la horrible experiencia que vivió.
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