La Oscura Pasión del Jardinero: Una Leyenda de Miedo
Era un hombre solitario, pero muy habilidoso en su trabajo. Todos los vecinos admiraban su jardín, que siempre estaba perfectamente cuidado. Sin embargo, una tarde, un extraño suceso cambió la percepción de todos sobre Juan.
Un grupo de niños estaba jugando en el parque cercano al jardín de Juan cuando vieron que él estaba hablando solo. Se acercaron para ver si estaba bien, pero al llegar, se dieron cuenta de que no estaba hablando con nadie más que con las plantas. Juan les contaba a las plantas sus secretos más oscuros y pedía su ayuda para deshacerse de sus problemas.
Los niños se asustaron y corrieron a contarle a sus padres lo que habían visto. A partir de ese momento, todos comenzaron a tener miedo de Juan y su extraña obsesión por las plantas.
Un día, un vecino se acercó a Juan para preguntarle por qué hablaba con las plantas. Juan le confesó que había hecho un pacto con ellas: a cambio de su habilidad para hacer crecer cualquier planta, tenía que ofrecerles sacrificios humanos.
El vecino no creyó en lo que Juan le estaba diciendo y pensó que era una locura, pero esa misma noche desapareció misteriosamente. Poco después, otros vecinos empezaron a desaparecer y la gente comenzó a sospechar de Juan.
Un día, la policía allanó su casa y encontró una habitación secreta en la que había varios cuerpos de personas que habían sido sacrificadas. Juan confesó que su obsesión por las plantas había llegado demasiado lejos y que había hecho un pacto con ellas para obtener su habilidad.
Desde entonces, el jardín de Juan fue abandonado y se convirtió en un lugar oscuro y siniestro que nadie se atrevía a visitar. La gente decía que las plantas que allí crecían eran malvadas y que estaban imbuidas del espíritu de las personas sacrificadas. Y aunque Juan fue encarcelado por sus crímenes, su leyenda oscura y siniestra perduró por generaciones.
A pesar de que Juan fue encarcelado, su espíritu parecía seguir presente en su jardín abandonado. Los rumores de personas que desaparecían misteriosamente en los alrededores del lugar se hicieron cada vez más frecuentes. La gente decía que las plantas que allí crecían eran capaces de atraer a sus víctimas y atraparlas en sus raíces retorcidas. Los más valientes que se aventuraban a acercarse al jardín afirmaban escuchar la voz de Juan susurrando entre las hojas. Pero nadie se atrevía a comprobar si eran sólo imaginaciones o si el pacto que había hecho con las plantas seguía vigente.
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