El silencio eterno

❗ Advertencia: Esta historia contiene elementos perturbadores y puede no ser apta para todos los lectores. 

Han pasado varios meses desde que mi relación terminó en tragedia. Desde entonces, mi vida ha sido un infierno. Los oficiales de policía han irrumpido en mi casa en cuatro ocasiones, buscando a mi exnovia. Les he repetido una y otra vez que yo no le hice nada, que la amaba y nunca podría lastimarla. Pero parecen no creerme.

Me siento agotado de esta situación. Les he suplicado que le digan que estoy bien, que no he hecho daño a nadie, pero no obtengo respuesta. ¿Estará ella viva? No puedo sentir su presencia, no escucho su respiración. Algo no está bien.

Finalmente, me enfrento a la dura realidad. Su cuerpo yace sin vida, inmóvil. Para evitar que la encuentren, he tomado medidas extremas. Sus labios están sellados, sus pulmones han sido extraídos. La rigidez de su cuerpo es resultado del aserrín que lo rellena. Nadie sospechará lo que he hecho, nadie revisará el baño de arriba.

Sin embargo, el peso de la culpa me consume. Aunque mi intención era protegerla, he caído en la oscuridad. Me siento atrapado entre el miedo y el remordimiento. Cada día que pasa, la paranoia aumenta y la sensación de estar vigilado se vuelve insoportable.

No sé cuánto tiempo podré mantener este oscuro secreto. La noche se vuelve mi aliada mientras intento deshacerme de las pruebas incriminatorias. Cada paso que doy, cada susurro en la oscuridad, me hace temer que el pasado regrese para acecharme.

El tiempo pasa lentamente, y la angustia me consume. Mi vida se ha convertido en un laberinto de mentiras y desesperación. Mientras tanto, los oficiales continúan su búsqueda incansable, sin sospechar que la respuesta a sus preguntas macabras está oculta dentro de mi propio hogar.