Elena Peleteiro Díaz: la joven que se desvaneció en La Gomera

Era el verano de 2019, y en San Sebastián de La Gomera el aire olía a calma, a esa rutina de isla que parece eterna. Elena Peleteiro Díaz tenía 27 años. Sonrisa cálida, mirada tranquila, el tipo de persona que no deja huella de conflicto. Aquel 27 de julio, según su entorno, fue un día más. Nadie imaginaba que sería el último en el que alguien la vería.

Salió de casa, o al menos eso se cree. No hay cámaras que lo prueben, ni testigos que confirmen hacia dónde caminaba. Solo una fecha, un nombre y un vacío. La última constancia real de Elena es la que figura en la ficha de SOS Desaparecidos: San Sebastián de La Gomera, 27 de julio de 2019. Después de eso, el tiempo se detuvo.

Las primeras horas fueron confusas. Su familia pensó que podía haberse quedado con amigos, que quizás necesitaba un respiro, un cambio de aire. Pero pronto el silencio se volvió más pesado. Su teléfono no respondía, y las llamadas empezaron a rebotar como si el mundo entero se hubiera apagado a su alrededor.


La isla se volcó en su búsqueda. Voluntarios, Guardia Civil, vecinos que conocían cada curva del terreno. Batieron barrancos, senderos, playas escondidas. Nada. Ni una prenda, ni un objeto, ni una pista. Era como si se hubiera desvanecido entre la niebla que a veces baja desde los montes de Garajonay.

Las autoridades mantuvieron abierta la investigación, pero sin un punto de partida claro. No hubo señales de marcha voluntaria ni indicios de violencia. Solo la certeza de que Elena había desaparecido, y la incertidumbre de no saber si alguien la ayudó a hacerlo… o si algo la detuvo en su propio camino.

Con el paso de los años, el caso se volvió una sombra en la memoria colectiva de La Gomera. Cada aniversario, su nombre vuelve a aparecer en carteles, en redes, en la voz quebrada de quienes todavía la buscan. Elena ya no tiene una rutina, ni un domicilio. Solo una descripción en un papel y una foto que se repite: 1,65 metros, pelo castaño, ojos marrones.

Dicen que el silencio también tiene peso, y el de su desaparición cae sobre su familia como una losa que no envejece. A veces, lo más cruel no es la muerte, sino la ausencia de respuesta. El no saber si mirar al mar o a la montaña, si seguir buscando o aprender a vivir con la duda.

San Sebastián de La Gomera sigue siendo el mismo pueblo tranquilo, pero entre sus calles hay un eco que no se apaga. Cada vez que una joven camina sola o alguien tarda en llegar a casa, su historia regresa como un recordatorio de que la desaparición no siempre avisa, ni el peligro lleva nombre.

Elena Peleteiro Díaz tenía 27 años. Un rostro que podría confundirse con cualquiera, una vida que parecía tan simple como feliz. Y sin embargo, bastó un instante para que todo se disolviera.


 “Salió a caminar entre las calles de su isla… y el mundo decidió olvidarla.”



Su caso sigue abierto. Su nombre sigue en la lista de los que no volvieron. Y mientras su foto se repite cada julio, la pregunta continúa flotando sobre el Atlántico: ¿dónde está Elena?

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