La Carta de Despedida de un Padre: La Pesadilla que Acecha
Querida hija mÃa,
Espero que encuentres esta carta en algún momento, porque sé que no estaré aquà para dártela en persona. Hay algo que necesito contarte, algo que he mantenido en secreto durante años. Te advierto que lo que estás a punto de leer es macabro y aterrador, pero necesitas saber la verdad.
Desde que eras una niña pequeña, he sido testigo de algo oscuro en nuestra casa. Una presencia que me sigue y me atormenta. Al principio, pensé que era mi imaginación jugándome trucos, pero con el tiempo me di cuenta de que era algo más. Algo malévolo.
Empezó con pequeños incidentes, como objetos que se movÃan por sà solos o sombras que se deslizaban por el rabillo del ojo. Pero pronto se volvió más intenso. Escuchaba susurros en las noches, risas siniestras en los rincones más oscuros de la casa. Me sentÃa observado constantemente, incluso cuando estaba solo.
Traté de ignorarlos al principio, convenciéndome a mà mismo de que estaba imaginando cosas. Pero luego empecé a verlo. Una figura oscura y retorcida, con ojos rojos y una sonrisa macabra. Me acechaba en mis sueños y me susurraba cosas terribles al oÃdo. Me torturaba con su presencia, haciéndome dudar de mi propia cordura.
Intenté deshacerme de esta presencia de todas las maneras posibles. Contraté a sacerdotes para bendecir la casa, pero solo parecÃa enfurecer más a la entidad. Busqué la ayuda de médiums y cazadores de fantasmas, pero ninguno pudo desentrañar el misterio detrás de la presencia que me acosaba.
A medida que pasaba el tiempo, la entidad se volvÃa más poderosa. Mis noches se convirtieron en un infierno de pesadillas y mi salud se deterioró rápidamente. Me debilitaba, tanto fÃsica como mentalmente, y sabÃa que no iba a sobrevivir mucho más tiempo.
Pero lo peor llegó cuando empecé a recibir cartas de mi propia mano. Cartas que yo no recordaba haber escrito. Cartas que contenÃan palabras oscuras y profecÃas terribles. Cartas que parecÃan estar escritas por la propia entidad que me atormentaba. Cartas que me advirtieron que venÃa por mÃ, pero también por ti.
Mi querida hija, te escribo esta carta como una despedida. No puedo soportar más la presencia que me persigue, y sé que pronto vendrá por mÃ. Pero lo que es peor, vendrá por ti. No importa dónde te escondas, no importa cuánto trates de huir, no podrás escapar de él.
Te imploro que no te enfrentes a él. No intentes luchar, porque él es mucho más poderoso de lo que puedas imaginar. Busca ayuda, huye lejos de nuestra casa, pero no lo enfrentes. No quiero que sufras el mismo destino que yo.
Ahora sé que la entidad que me ha perseguido durante años es algo más que un fantasma. Es algo antiguo y malévolo, algo que no pertenece a este mundo. He investigado incansablemente y he descubierto que esta entidad es un ser demonÃaco, sediento de sangre y destrucción. No puedo explicar cómo o por qué llegó a nuestra casa, pero está decidido a reclamar nuestras almas.
No importa cuánto intenté protegerte, mi querida hija. La entidad siempre ha estado más interesada en ti que en mÃ. Ha estado esperando pacientemente, acechando en las sombras, esperando el momento adecuado para atacar. Y ahora que estoy debilitado y cercano a la muerte, ha llegado su momento.
Me aterra pensar en lo que pueda hacerte. He visto su verdadera forma en mis pesadillas más horribles. Es una criatura retorcida y monstruosa, con garras afiladas y una risa manÃaca. No quiero que enfrentes esa terrorÃfica realidad, no quiero que sufras su ira.
Por eso, he tomado una decisión desesperada. Esta será mi última carta para ti, porque no puedo permitir que me encuentre y te encuentre a ti. En cuanto termine de escribir estas palabras, me enfrentaré a la entidad yo mismo. No tengo esperanzas de sobrevivir, pero al menos sé que habré hecho todo lo posible por protegerte.
Hija mÃa, debes huir de esta casa y nunca volver. Debes dejar todo atrás y encontrar un lugar seguro lejos de aquÃ. No confÃes en nadie, no te detengas hasta estar segura de que estás a salvo. Mantén esta carta contigo en todo momento, porque contiene información importante sobre la verdadera naturaleza de la entidad y cómo puedes enfrentarla.
Siento que el tiempo se agota mientras escribo estas palabras. Puedo sentir su presencia acercándose, su risa retumbando en mis oÃdos. No puedo permitir que me atrape, porque entonces vendrá por ti. Espero que puedas perdonarme por lo que estoy a punto de hacer, pero no tengo otra opción.
Hija mÃa, recuerda que te amo más que a nada en este mundo. Haz lo que sea necesario para mantenerte a salvo, incluso si eso significa dejar atrás mi memoria. Espero que puedas encontrar la paz y la seguridad que yo nunca pude tener.
No puedo expresar con palabras lo mucho que siento dejarte sola en esta situación, pero no tengo otra opción. Espero que algún dÃa puedas perdonarme por lo que estoy a punto de hacer.
Con amor,
Tu padre desesperado.
Me levanto de la mesa y tomo la carta en mis manos temblorosas. Siento un escalofrÃo recorrer mi espalda mientras la leo una vez más para asegurarme de que he incluido toda la información necesaria. La presencia demonÃaca acecha en las sombras de la habitación, esperando a que termine para atacar. Siento su aliento frÃo en mi nuca, pero no me dejo intimidar. Con el corazón lleno de determinación, salgo de la habitación y camino lentamente hacia el sótano de la casa.
El sótano está oscuro y húmedo, pero puedo ver claramente la figura retorcida de la entidad esperándome en el centro de la habitación. Sus ojos rojos brillan con una intensidad sobrenatural mientras me sonrÃe con malicia. Sé que no hay vuelta atrás, asà que tomo una profunda inspiración y comienzo a recitar las palabras de un antiguo ritual que he descubierto en mis investigaciones.
La entidad se agita y emite un chillido agudo mientras el ritual surte efecto. Puedo ver cómo su forma comienza a desvanecerse, pero sé que no será tan fácil. La entidad lanza un ataque desesperado, pero lo esquivo con habilidad. Sigo recitando las palabras del ritual con voz firme, resistiendo el miedo que amenaza con apoderarse de mÃ.
La batalla es feroz y prolongada. La entidad utiliza todas sus fuerzas para resistirse al ritual, pero yo no me rindo. Sigo luchando, decidido a cumplir mi propósito de protegerte a ti, mi querida hija. Finalmente, después de lo que parece una eternidad, el ritual alcanza su clÃmax y la entidad desaparece en una explosión de oscuridad.
Quedo exhausto y herido, pero también aliviado. Sé que la entidad ha sido derrotada, al menos por ahora. Sin embargo, también sé que mi tiempo se acaba. Siento que mi energÃa se agota rápidamente y me apoyo en la pared para mantenerme en pie. Me doy cuenta de que no podré salir del sótano por mi cuenta, pero al menos he cumplido con mi misión.
Camino con dificultad hasta mi automóvil y conduzco lo más rápido que puedo hasta el hospital más cercano. Mi visión se nubla y siento que mi fuerza desaparece rápidamente. Llego al hospital justo a tiempo antes de desmayarme.
Despierto en una habitación de hospital, rodeado de médicos y enfermeras. Me explican que estoy gravemente enfermo y que no hay mucho que puedan hacer por mÃ. Mi tiempo se acerca a su fin y me preparo para el inevitable final.
0 Comentarios