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Que te toquen los pies de noche : La sensación que no puedes ignorar

 Que te toquen los pies de noche : La sensación que no puedes ignorar

Cada noche, Ana se despertaba sobresaltada por la misma sensación: unas manos frías que la tocaban los pies. Al principio, creía que era solo su imaginación jugando trucos con ella, pero luego comenzó a sentir las manos con más frecuencia. Incluso intentó ignorarlo, pensando que tal vez era solo el viento o la mala circulación de su cuerpo, pero la sensación de las manos en sus pies seguía apareciendo cada noche.

Finalmente, decidió buscar ayuda. Visitó a varios médicos, pero todos le dijeron que estaba perfectamente sana. Se sintió aliviada al principio, pero la sensación de las manos frías y húmedas no desapareció.




Una noche, mientras intentaba dormir, Ana sintió de nuevo las manos frías en sus pies. Esta vez decidió abrir los ojos y mirar hacia abajo. Lo que vio la dejó aterrorizada: unas manos cubiertas de cicatrices y heridas, de dedos largos y huesudos, salían de debajo de la cama y se aferraban a sus pies.

Trató de liberarse, pero las manos la sostenían con fuerza. Gritó por ayuda, pero no había nadie a quien pedir ayuda. Estaba sola, atrapada en su propia habitación con las manos que la tocaban y la sostenían.

Pasaron horas antes de que Ana lograra liberarse y huir de su habitación. Salió de la casa y no volvió a dormir allí nunca más.

Después de ese incidente, Ana comenzó a investigar sobre la casa y descubrió que había pertenecido a una anciana solitaria que había muerto en su habitación. Se rumoreaba que la anciana había muerto en circunstancias extrañas, posiblemente en una sesión de espiritismo.




Desde entonces, Ana nunca volvió a experimentar la sensación de las manos frías en sus pies. Pero la historia se propagó rápidamente, y la casa se convirtió en un lugar de interés para los cazadores de fantasmas y los curiosos.

Se dice que todavía se pueden sentir las manos frías en las noches, y que la anciana que murió en la casa todavía acecha en la oscuridad, buscando una víctima para tocar sus pies.

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