Su madrastra, Terri Horman, lo dejó en el edificio y, según sus declaraciones a la policía, salió a hacer recados: primero pasó por dos supermercados Fred Meyer hasta las 10:10 am; luego condujo para calmar la molestia de oído de su hija hasta las 11:39 am, y finalmente fue al gimnasio hasta la 1:21 pm, momento en que publicó en Facebook las fotos de Kyron en la feria. Sin embargo, ningún profesor lo vio en clase después de las 9, y no existe registro de su salida de la escuela.
La respuesta fue inmediata y de magnitud sin precedentes: se rastrilló un radio de búsqueda de más de 3 km en torno a Skyline Elementary y hasta la isla Sauvie, a casi 10 km de distancia, con perros rastreadores, drones, helicópteros y vehículos de rescate. Unas 300 personas expertas en búsqueda y más de 1,000 voluntarios peinaron bosques y caminos, mientras la recompensa por información clave subía de 25,000 USD a 50,000 USD en pocas semanas.
Las sospechas recayeron de inmediato sobre Terri Horman. Testigos aseguraron que cinco meses antes ella había ofrecido dinero a su jardinero para matar a su esposo; aunque él lo declaró bajo grabación, no hubo pruebas suficientes para cargos. Terri reprobó dos polígra fos y fue convocada a un gran jurado junto con allegados suyos, pero nunca se presentó acusación formal. La madre biológica, Desiree Young, llegó incluso a demandarla civilmente en 2012, acusándola de secuestro; la retiró al año siguiente para no entorpecer la investigación.
Quince años después, la Multnomah County Sheriff’s Office y la Fiscalía del condado han dado un nuevo impulso al caso: están digitalizando miles de documentos, declaraciones y pruebas, y colaboran con la Unidad de Análisis de Conducta del FBI para reexaminar cada línea de tiempo y cada testimonio bajo herramientas modernas de perfilación. “La digitalización del caso realmente nos ayuda”, reconoce Desiree Young; “puedo buscar pistas que he querido revisar desde hace años”.
Para el padre, Kaine Horman, este esfuerzo renovado despierta una cauta esperanza. “Querían revisarlo todo de nuevo, de arriba abajo —dice—, tal vez encontrar algo que omitieron o perfilar de nuevo el caso”. Mientras tanto, en su casa de Medford, Young mantiene un rincón bautizado “Kyron’s Pad”, repleto de ranas rojas y verdes como homenaje al animal favorito de su hijo, y conserva intacta la habitación que compartía con su hermano.
La desaparición de Kyron sigue siendo un enigma aterrador: un niño que se desvanece en plena luz del día, rodeado de adultos, dentro de una escuela. La familia lucha contra el olvido, reitera la vigencia de la recompensa de 50,000 USD y hace un llamado a quien tenga información a contactar al 503-988-0560 o al National Center for Missing & Exploited Children. Cada dato, por pequeño que parezca, podría devolverle a Kyron a la vida de quienes lo aman.
0 Comentarios