Edwin Arrieta en Koh Phangan: el viaje que terminó en una pesadilla sin vuelta

Era agosto de 2023, en la isla tailandesa de Koh Phangan. Edwin Arrieta Arteaga, cirujano colombiano de 44 años, había volado hasta allí para encontrarse con alguien en quien confiaba: el español Daniel Sancho, hijo del actor Rodolfo Sancho. Playas de postal, promesas de amistad y trabajo por delante… hasta que, de pronto, la isla dejó de ser un paraíso.

El 2 de agosto fue la última vez que se vio a Edwin con vida. Ese mismo día, la policía empezó a encontrar restos humanos en diferentes puntos: bolsas en vertederos y zonas cercanas al mar. Lo que al principio parecía una desaparición se convirtió de golpe en un crimen atroz que sacudió a Tailandia, Colombia y España.

Las cámaras de seguridad hablaron antes que nadie: mostraban a Daniel comprando cuchillos, sierras, bolsas y productos de limpieza los días previos. La investigación reconstruyó su ruta, lo interrogó y, tras horas de preguntas, terminó detenido. En su declaración, admitió haber terminado con la vida de Edwin y deshacerse del cuerpo, alegando primero un forcejeo y luego un “accidente”.


El trabajo forense y policial fue minucioso. Equipos rastrearon vertederos, el litoral y puntos de la isla donde la marea había arrastrado bolsas. Parte de los restos fueron recuperados; otras piezas jamás aparecieron. El mapa del horror se dibujó entre Koh Phangan y la vecina Koh Samui, donde quedaría fijado el proceso judicial.

Desde el principio, la Fiscalía tailandesa sostuvo que no fue un arrebato, sino un plan: asesinato con premeditación, destrucción y ocultación de cadáver. La defensa, en cambio, se aferró a la tesis del accidente tras una discusión. Dos versiones incompatibles que acabarían midiéndose en un juicio seguido minuto a minuto por medio mundo.

El juicio arrancó en 2024 en el Tribunal Provincial de Koh Samui. Declaraciones, peritajes de ADN, geolocalizaciones, horas de CCTV y compras previas al crimen se convirtieron en el corazón de la causa. El eco mediático fue inevitable: un caso con víctima colombiana, acusado español y escenario tailandés, juzgado con lupa internacional.


El 29 de agosto de 2024 llegó el veredicto: culpable. El tribunal impuso inicialmente la pena de muerte, pero la conmutó a cadena perpetua al considerar la cooperación parcial del acusado y otros atenuantes, un matiz clave en el derecho penal tailandés. La sentencia dejó poco margen a la duda sobre la autoría y la secuencia que acabó con la vida de Edwin.

Mientras la familia de Edwin pedía que se recordara ante todo su nombre —médico, hermano, hijo, amigo—, España y Colombia debatían sobre titulares, morbo y límites del espectáculo mediático. Detrás de cada actualización judicial había una silla vacía en Montería y un consultorio que ya no atendería a nadie.

En 2025, la defensa de Daniel presentó un extenso recurso de apelación. Pidió reasignar el tribunal revisor y repetir el juicio, insistiendo en que no hubo premeditación y que la muerte se produjo durante una pelea. La revisión está en curso, sin nueva vista señalada al cierre de esta crónica. 


Edwin Arrieta tenía 44 años. Había viajado para encontrarse con alguien a quien le dio su confianza. En cambio, encontró una trampa que lo arrancó de su vida, de su familia y de su consulta para siempre.

Porque a veces, lo más aterrador no es un enemigo en la sombra… sino la traición que te mira a los ojos, sonríe para la foto y, en silencio, ya está escribiendo tu final.

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