La masacre de Pascua en Hamilton: el caso de James Urban Ruppert


Era la mañana del Domingo de Pascua, 30 de marzo de 1975, en Hamilton, Ohio. En la casa familiar de Minor Avenue, tres generaciones se habían reunido para el almuerzo: abuelos, padres, ocho niños correteando con sus canastas de huevos. Todo parecía una postal doméstica… hasta que el silencio se quebró para siempre. Ese día, James Urban Ruppert, de 40 años, mató a once de sus propios familiares dentro del 635 Minor Ave., en lo que la prensa bautizó como la Easter Sunday Massacre.

A ojos de los vecinos, Ruppert era el hombre callado que seguía viviendo con su madre. Detrás de esa fachada se acumulaban resentimientos: desempleo crónico, una vida compartida con su madre, Charity, y una comparación constante con su hermano Leonard, ingeniero con “buena fortuna” familiar y profesional. Esa rivalidad —alimentada, según reportes, por agravios cotidianos y viejos celos— se convirtió en odio frío.

Aquella mañana, tras un intercambio mínimo con su hermano, Ruppert subió a su cuarto y regresó armado con tres pistolas y un rifle. Primero abatió a Leonard; después a su cuñada, Alma, y a su madre Charity cuando intentó detenerlo. En la cocina quedaron también tres de los niños; el resto fue ejecutado en la sala. Las edades de los menores iban de 4 a 17 años. Todo ocurrió dentro de la casa familiar, el 635 Minor Ave. de Hamilton. 


La policía describiría una escena planificada y metódica: múltiples disparos por víctima, remates para asegurarse de que nadie sobreviviera. Ruppert esperó horas dentro de la vivienda antes de llamar a las autoridades; cuando los agentes entraron, toda la familia yacía ya sin vida. Aquella Pascua, Hamilton descubrió que el monstruo no venía de fuera: estaba sentado en su mesa.

Días previos al crimen, Ruppert había preguntado por silenciadores y practicado tiro la víspera en la ribera del Great Miami River. La noche anterior estuvo en su bar habitual; según crónicas, habló de tensiones con su madre y volvió a casa sin resolver nada. A la mañana siguiente, la discusión mínima fue la chispa de una masacre largamente incubada.



El primer juicio, en 1975, lo condenó por 11 cargos de homicidio agravado; recibió once cadenas perpetuas. Años después, una apelación anuló ese veredicto por un tecnicismo —no se había aplicado correctamente el criterio de unanimidad de un panel de tres jueces—, abriendo la puerta a un nuevo proceso. 

En 1982 llegó el giro judicial: un jurado declaró a Ruppert culpable de los asesinatos de su madre y su hermano, pero no culpable por razón de locura en los otros nueve homicidios (los de Alma y los ocho niños). Aun así, la sentencia efectiva fueron dos cadenas perpetuas que lo mantendrían en prisión por el resto de su vida.

El chalet de Minor Avenue se volvió punto de duelo y morbo. Con los años, reportajes locales volvieron sobre la casa: el número, el pasillo, las estancias donde el almuerzo familiar quedó petrificado en evidencia policial. Algunos vecinos pidieron derribarla; otros, convertirla en un recordatorio de lo que el rencor puede hacer cuando nadie lo mira a tiempo.


En junio de 2022, con 88 años, James Urban Ruppert murió en prisión por causas naturales, según reportes del sistema penitenciario y agencias nacionales. Se fue sin expresar públicamente arrepentimiento, dejando detrás uno de los crímenes intrafamiliares más atroces y estudiados de la crónica estadounidense. 

Once sillas vacías en Pascua. Una dirección real, Minor Avenue, que aún incomoda al pronunciarse. Y una conclusión que hiela: a veces, lo más aterrador no es el enemigo que llega del exterior… sino el pariente que aprende a sonreír en la foto familiar mientras alimenta, en silencio, el odio que un día lo arrasa todo

Si este caso te atrapó, estos libros te van a obsesionar 👇

¿Quién mató a Helena Jubany?
¿Quién mató a Helena Jubany?
Reconstrucción minuciosa del crimen de 2001: cartas anónimas, un círculo de lectura y pistas químicas. Periodismo de investigación que ordena el caso y sus giros más recientes.
Ver en Amazon
El asesino sin rostro
El asesino sin rostro
La investigación obsesiva que ayudó a destapar al Golden State Killer. True crime magistral con técnica forense moderna y una tensión constante.
Ver en Amazon
La ley del crimen
La ley del crimen
Thriller policíaco de ritmo alto: un investigador entre la ley y una red criminal. Corrupción, giros y acción sin tregua.
Ver en Amazon
Algunos enlaces pueden ser de afiliado. Como afiliado de Amazon, gano comisiones por compras adscritas.

Publicar un comentario

0 Comentarios