Andrea Bejarano Echeverri: una ausencia que Burgos no olvida


Andrea Bejarano Echeverri tenía 34 años y un trabajo que la enorgullecía: Técnica Superior de Laboratorio en el Hospital Universitario de Burgos. Vivía en la capital, con su pareja y su hijo de 7 años. La rutina, el hospital, la familia. Y, de pronto, el vacío. 

El domingo 16 de marzo de 2025, su rastro se cortó. El lunes 17, su familia denunció la desaparición. Desde ese momento, la investigación policial enfocó a su pareja, un militar de 43 años. El caso dejó de ser una incógnita doméstica para convertirse en una búsqueda a contrarreloj. 

El miércoles 19 de marzo, la Policía Nacional localizó un cuerpo en una zona boscosa de Salinillas de Bureba, a unos 40–50 kilómetros de Burgos. La confirmación llegó con la crudeza habitual de los teletipos: era Andrea. No había accidente ni extravío. Había un crimen. 


Su pareja fue detenida y confesó la autoría. Dijo dónde estaba el cadáver y cómo lo había trasladado. Los agentes reconstruyeron el itinerario hasta el paraje y asumieron lo inevitable. Los primeros datos forenses apuntaron a asfixia, a la espera de los resultados definitivos. 

En el HUBU, sus compañeras formaron un círculo de silencios rotos por lágrimas y rabia. “No encontraréis a nadie que hablara mal de ella”, resumió la supervisora del laboratorio. En la puerta del hospital, autoridades y personal guardaron minutos de respeto y de indignación. 

Las cifras que suelen sonar lejanas se clavaron en Burgos: Andrea se convirtió en una de las primeras víctimas mortales por violencia de género de 2025 en Castilla y León, en un año que volvía a empezar con un recuento que nadie quiere pronunciar. 


No había denuncias previas registradas. Tampoco antecedentes por violencia de género del detenido. Ese dato no consuela; solo recuerda que el peligro, muchas veces, no deja expediente antes de llamar a la puerta. 

Quedó un hijo sin su madre, un laboratorio con una bata que nadie va a volver a usar, y una ciudad que aprendió de nuevo que el “podría haber sido cualquiera” no es una frase: es un espejo. 

“Entraste al laboratorio. Y el mundo se cerró detrás de ti.”
La despedida de Andrea no puede ser solo duelo; tiene que ser compromiso: mejorar la detección, acompañar sin juicio, proteger con recursos y creer a tiempo.


Si tú o alguien que conoces necesita ayuda en España: 016 (teléfono), 016-online@igualdad.gob.es (correo), y la app ALERTCOPS para contacto directo con fuerzas de seguridad. En una emergencia, 112. Porque cada llamada a tiempo puede cambiar un final. 

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