Madeleine McCann: la niña que se desvaneció en Praia da Luz


La noche del 3 de mayo de 2007, en Praia da Luz (Algarve, Portugal), los McCann alternaban la cena con visitas breves al apartamento de vacaciones donde dormían sus tres hijos. Alrededor de las 22:00, Kate volvió a la habitación y encontró la cama de Madeleine vacía. Desde ese minuto, comenzó el caso de desaparición más mediático de Europa. 

El complejo turístico se convirtió en un hormiguero: llamadas, batidas improvisadas, primeros cordones policiales y una búsqueda a contrarreloj que no logró fijar un rastro sólido de la niña de 3 años. La ausencia de huellas concluyentes y la confusión de las primeras horas marcaron el arranque de una investigación que, con el tiempo, se volvería laberíntica. 

Las líneas de investigación viraron con brusquedad. Primero fue señalado el vecino británico Robert Murat; meses después, los propios padres de Madeleine fueron nombrados “arguidos” (sospechosos formales) por la policía portuguesa, un estatus que finalmente sería levantado al no hallarse pruebas en su contra. El péndulo mediático y policial, mientras tanto, ya había amplificado cada duda. 


En 2011, la Policía Metropolitana de Londres abrió una investigación paralela —conocida como Operation Grange— y, en 2013, Reino Unido y Portugal reactivaron de forma coordinada pesquisas y registros en la zona. Aun así, los trabajos de campo no aportaron el giro definitivo que todos esperaban. 

El tablero cambió en 2020, cuando la fiscalía alemana señaló como sospechoso principal a Christian Brückner, un delincuente sexual con historial en el Algarve durante aquellos años. Brückner niega cualquier relación con el caso y, pese a diversas diligencias, no ha sido acusado formalmente por la desaparición de Madeleine. 

Las búsquedas se han reactivado por oleadas. En mayo de 2023, bajo dirección alemana y con apoyo portugués, se rastreó el embalse de Arade sin resultados concluyentes. En 2025, equipos germanos y lusos volvieron a Portugal para registrar una amplia área de matorral y edificaciones cercanas a antiguos entornos de Brückner: se hallaron restos irrelevantes y ninguna prueba decisiva. 


A comienzos de 2025, la fiscalía de Brunswick admitió que “no hay perspectiva actual de presentar acusación” por el caso McCann. Brückner sigue en prisión en Alemania por otra condena y, según Reuters, su situación podría cambiar cuando cumpla pena si no median nuevos cargos. La incertidumbre judicial persiste casi dos décadas después. 

La historia, a fuerza de portadas, documentales y foros, se convirtió en fenómeno global. De los llamamientos internacionales a la serie documental de 2019, el caso ha oscilado entre la conciencia pública y el desgaste que provoca el exceso de teorías. En lo esencial, permanece intacto: una niña desaparecida y un rompecabezas incompleto. 

Las preguntas, hoy, son las mismas de entonces: ¿salió Madeleine por su propio pie?, ¿alguien la tomó del apartamento?, ¿existió un plan previo o un acto de oportunidad? Ninguna de las búsquedas, ni las más recientes, han ofrecido el hilo que permita tirar de toda la madeja. 


Porque lo que hiela no es solo la habitación vacía en una noche de vacaciones, sino el eco de un expediente que nunca cierra: un sospechoso sin cargos por este caso, registros que no hallan el “algo” que falta y una familia que sigue mirando hacia Praia da Luz esperando, todavía, una verdad que no llega. 

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