Pascual Robledillo Chisvert: la carrera que se perdió entre Picanya y Paiporta

Salió a hacer deporte como tantas mañanas. Era 14 de septiembre de 2020, y Pascual Robledillo Chisvert, 42 años, había regresado a casa de sus padres para reordenar su vida tras una etapa difícil. Tenía rutina, tenía red familiar, tenía planes. No tenía intención de desaparecer.

Su última localización pública lo sitúa “entre las localidades de Picanya y Paiporta”, en Valencia. No fue un viaje, no fue una mudanza: fue un tramo cotidiano de entrenamiento que, de pronto, dejó de tener vuelta. Desde ese día, nadie lo ha visto. 

Las primeras horas no ofrecieron un hilo del que tirar. Su teléfono dejó de dar señales, sus cuentas no registraron movimientos y no hubo cámaras que dibujaran una ruta clara después de esa franja entre pueblos pegados. Una vida discreta se convirtió en un mapa vacío. 


La ficha de SOS Desaparecidos fijó la alerta con sus datos y una imagen que hoy sigue circulando: 42 años al desaparecer, vecino de la zona, salida deportiva y silencio posterior. La etiqueta de “alto riesgo” no hacía falta explicarla; el contexto la gritaba.

En casa, nadie compró la hipótesis de la fuga voluntaria. Pascual había dado pasos para estabilizarse y contaba con apoyo cercano. La Fundación QSD Global amplificó el caso: “desapareció entre Picanya y Paiporta”. El eco creció, pero el rastro no. 

Batidas vecinales, avisos en redes, patrullajes combinados: el terreno se peinó una y otra vez sin que apareciera una prenda, una pulsera, una pista física que anclara una cronología. La ausencia se hizo más pesada que cualquier evidencia. 



Con el paso de los meses, la familia insistió en lo esencial: cruzar datos de antenas y cámaras, revisar puntos ciegos, reabrir zonas ya rastreadas con criterios nuevos y coordinar instituciones para que el caso no quedara a merced del calendario. En cada aniversario, el mensaje fue el mismo: alguien sabe algo. 

El relato público recuerda también su contexto personal: se había mudado de nuevo con sus padres, reconstruyendo hábitos, recuperando la disciplina del deporte. No encaja la narrativa de una marcha planificada; encaja, en cambio, la de una desaparición sin explicación a plena luz.

RTVE volvió a colocar su nombre en antena en 2025: “desapareció entre Picanya y Paiporta… salió de casa para hacer deporte y nadie volvió a verlo”. La frase, repetida, es hoy una estaca en el terreno: el punto cero está definido; lo que falta es el siguiente punto. 


Si estuviste en Picanya o Paiporta aquel 14 de septiembre de 2020 y recuerdas un cruce de calles, una hora, un detalle mínimo, dilo. En casos así, la diferencia no suele ser espectacular: suele ser una memoria que se comparte a tiempo. La esperanza, a estas alturas, también es método.

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