Clotilde T. S.: la mujer que salió de casa en Lalín y se perdió entre una gasolinera, la N-525 y el silencio




El lunes 17 de noviembre de 2025, en Lalín (Pontevedra), una mujer de 54 años sale de su casa en algún momento de la tarde. No deja una nota, no anuncia un viaje, no se despide de nadie de manera extraña. Simplemente se va, como tantas otras veces, por una de las rutas que conoce de memoria. Desde entonces, nadie ha podido decir con certeza dónde está. Su nombre es Clotilde Teixeira de Saa, aunque en los carteles de alerta aparece como Clotilde T. S., y su caso se ha convertido en uno de los enigmas más recientes y angustiosos de Galicia. 

Clotilde tiene 54 años, mide apenas 1,50 metros, lleva el pelo rizado, castaño con mechas rubias y una complexión que, a simple vista, no la hace destacar en una calle cualquiera. Así la describe el cartel de SOS Desaparecidos, difundido en redes sociales, grupos vecinales y hasta en la red de cajeros automáticos. Su rostro, recortado sobre el fondo naranja de “DESAPARECIDA”, se ha convertido en una imagen que duele ver repetida: alguien que podría ser tu vecina, tu tía, una compañera de trabajo. 

Según el Diario de Pontevedra, Clotilde desapareció de su domicilio en Lalín “en la tarde del lunes 17 de noviembre, entre las 14:00 y las 23:00 horas”. Fue su marido quien, al no poder contactar con ella y encontrar su teléfono apagado, acudió a denunciar la desaparición. La falta de respuesta en una franja tan amplia de tiempo encendió todas las alarmas: algo no encajaba en la rutina de una mujer que, hasta ese día, no había protagonizado ninguna ausencia de este tipo. 


Hay un instante congelado en el tiempo que se ha vuelto clave en el caso de desaparición de Clotilde Teixeira de Saa. Según informaba Informativos Telecinco, una cámara de la gasolinera de A Corredoira, en Lalín, captó a Clotilde alrededor de las 15:00 horas del día que desapareció. Es la única prueba gráfica confirmada de su paradero aquel lunes. A partir de esa imagen, nada: ninguna otra cámara la registra, ningún testigo ha podido precisar con claridad hacia dónde se dirigió después. 

En esa grabación, y en las descripciones posteriores, se detalla cómo iba vestida: jersey azul de cuello alto, pantalón gris con rayas y botas negras. Es la ropa que todos repiten de memoria en las batidas y en las redes sociales, intentando fijar en la mente una silueta que, tal vez, alguien haya visto sin saber en ese momento que estaba frente a una persona desaparecida. La escena es cotidiana hasta la crueldad: una mujer en una gasolinera de pueblo, vestida para el frío, pagando, caminando… y luego, el vacío.

Desde el primer momento, el Ayuntamiento de Lalín, la Guardia Civil, Protección Civil y decenas de voluntarios organizaron batidas de búsqueda. Según Telecinco y el propio consistorio, los operativos comenzaron en el casco urbano y zonas periurbanas, y se extendieron durante los días 19, 20, 21 y 22 de noviembre a parroquias como Lalín de Arriba, Donramiro y Feás, con drones, patrullas y grupos a pie peinando montes, pistas rurales y caminos que ella solía frecuentar. 


Cuando esos primeros rastreos resultaron infructuosos, la búsqueda se amplió. Una noticia posterior del Diario de Pontevedra hablaba de “una nueva pista” que situaría a Clotilde en la N-525 el mismo día de la desaparición, lo que llevó a centrar parte del dispositivo en la carretera y sus entornos: cunetas, accesos a fincas, caminos secundarios que salen de la nacional. Aun así, ni los equipos de tierra ni los medios aéreos han encontrado, por el momento, rastro de la mujer. Ninguna prenda, ningún objeto personal, ninguna señal inequívoca.

Mientras los equipos de emergencia rastrean el territorio, SOS Desaparecidos hace lo propio en el mapa digital. La asociación lanza una alerta con todos los datos de Clotilde T. S. desaparecida en Lalín (Pontevedra): 54 años, 1,50 m, pelo rizado castaño con mechas rubias, jersey azul, pantalón gris con rayas, botas negras. El caso tiene tanta relevancia que la red de cajeros Euronet ATMs se activa para mostrar su ficha en pantallas repartidas por toda España, multiplicando las posibilidades de que alguien la reconozca más allá de Galicia. 

Los medios locales recogen, día a día, cómo el pueblo se vuelca. El Ayuntamiento de Lalín informa en sus canales oficiales de las jornadas de búsqueda y de las zonas que se van cubriendo; vecinos y familiares se unen a las batidas y comparten el cartel de Clotilde en redes sociales, grupos de WhatsApp y páginas de desaparecidos como Plataforma Adonay o “Desaparecidos, los grandes olvidados”. Cada compartido es un intento de romper la barrera del tiempo, de evitar que la historia se enfríe.


A estas alturas, la pregunta que recorre Lalín y Galicia es doble: ¿qué le pasó a Clotilde? ¿Y dónde está? La ausencia de testigos claros y de indicios físicos deja la investigación en un terreno extremadamente delicado. Se manejan los tres grandes escenarios habituales en desapariciones: una marcha voluntaria, un accidente en un entorno rural o de carretera, o la posible intervención de terceras personas. Pero, a día de hoy, ninguna de estas hipótesis ha podido confirmarse de manera pública; oficialmente, todas siguen abiertas. 

El caso de Clotilde T. S. desaparecida se inscribe dentro de una realidad que va mucho más allá de un solo nombre. Según el Informe de Personas Desaparecidas 2024 del Ministerio del Interior, en España se registraron 16.147 denuncias por desaparición en 2024, un 6 % más que el año anterior. De ellas, el 95,5 % se esclarecieron, y más del 72 % se resolvieron en menos de una semana. Pero el reverso del dato es inquietante: más de 6.600 casos activos de larga duración seguían abiertos a marzo de 2025. Clotilde es, hoy, uno de esos nombres que no pueden quedarse atrapados en una estadística.

Al cierre de este texto, finales de noviembre de 2025, la desaparición de Clotilde Teixeira de Saa sigue sin resolverse. Las batidas han cubierto ya sus rutas habituales, la gasolinera que la vio por última vez y los márgenes de la N-525; la alerta de SOS Desaparecidos continúa activa; los cajeros siguen mostrando su rostro; y los medios gallegos actualizan cada pocos días un titular que se repite: “Continúa la búsqueda de Clotilde, la mujer desaparecida en Lalín”. No hay noticia de localización con vida ni hallazgo sin vida. Solo un silencio denso.


Si estás leyendo esto desde Lalín, Deza o cualquier punto de Galicia, y el lunes 17 de noviembre de 2025 pasaste por la gasolinera de A Corredoira, por la N-525 o por alguna zona rural cercana, tal vez guardes en tu memoria un detalle que aún no has conectado: una mujer de 54 años, 1,50 de estatura, pelo rizado castaño con mechas rubias, jersey azul de cuello alto, pantalón gris con rayas y botas negras. Cualquier pequeña pista puede comunicarse a los teléfonos de SOS Desaparecidos (+34 649 952 957 / 644 712 806) o a la Guardia Civil y demás cuerpos de seguridad. Porque hasta que alguien aporte esa pieza mínima que falta, el caso de Clotilde seguirá siendo exactamente esto: una mujer que salió de casa una tarde de noviembre… y que, en algún punto entre una gasolinera y una carretera comarcal, se desvaneció dejando tras de sí una de las pesadillas más frías de la Galicia reciente.

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