Desaparición de Letizia Elisabeth Iurian Florea: la adolescente que se esfumó en Arona



Letizia Elisabeth Iurian Florea tenía 17 años cuando su nombre se convirtió en una ausencia. Vivía en Arona, al sur de Tenerife, y su desaparición quedó registrada oficialmente el 14 de noviembre de 2021. Desde entonces, nadie ha podido decir con certeza qué ocurrió con ella ni dónde está.

Letizia era, según las alertas difundidas, una chica de complexión normal, alrededor de 1,60 m de estatura, pelo largo, liso y negro, y un rasgo que la hace inconfundible: ojos bicolores. Esa mirada —tan fácil de recordar, tan difícil de olvidar— es uno de los detalles que su familia y las entidades que la buscan repiten una y otra vez cuando piden ayuda.

El dato frío es sencillo de escribir y duro de leer: desaparecida el 14 de noviembre de 2021 en Arona, Santa Cruz de Tenerife. No se ha publicado de forma oficial qué ropa llevaba ese día ni el punto exacto donde se la vio por última vez; lo que sí figura en los registros es lugar, fecha y edad: 17 años, municipio de Arona, isla de Tenerife. Desde ese momento, su vida pasa a depender de una ficha, un número de expediente y la memoria de quienes la quieren.



La Fundación ANAR, responsable del teléfono europeo 116000 de menores desaparecidos, lanzó una alerta específica con su nombre y su foto, describiendo sus rasgos físicos y señalando a Arona como escenario de la desaparición. Su perfil sigue incluido en la sección de “missing children”, lo que indica que, a día de hoy, no consta una localización ni cierre del caso.

Meses después, en abril de 2022, un artículo de prensa volvió a poner el foco en ella: “Buscan a Letizia en Tenerife: la menor lleva desaparecida desde el 5 de abril”, titulaba una noticia que, más allá de la confusión de fechas, insistía en el mismo mensaje de urgencia y riesgo. La pieza recordaba su edad, su municipio —Arona—, su estatura, su pelo negro y sus ojos bicolores, y advertía de que seguía activa la búsqueda.

Ese mismo reportaje situaba el caso de Letizia en un contexto inquietante: Canarias lideró en 2021 las denuncias por desaparición en España, con 4.240 casos de las 22.285 denuncias interpuestas ese año, una cifra especialmente alta en menores de entre 13 y 17 años. La provincia de Santa Cruz de Tenerife, donde ella desapareció, acumuló centenares de ausencias de adolescentes en muy poco tiempo.

Las organizaciones que trabajan con menores en riesgo recuerdan que muchas desapariciones de adolescentes en Canarias tienen que ver con conflictos familiares, problemas en el instituto, entornos de alta vulnerabilidad o fugas desde centros tutelados. La mayoría de esas ausencias se resuelven en días… pero un pequeño porcentaje se convierte en casos como el de Letizia: largos, silenciosos, sin retorno visible.



En este tipo de expedientes, la línea entre una fuga voluntaria y un peligro real es muy fina. La Fundación ANAR y el Centro Nacional de Desaparecidos insisten en que toda desaparición de un menor debe tratarse como potencialmente de riesgo hasta que se verifique lo contrario. Con Letizia, las alertas se han mantenido activas año tras año, lo que habla de una preocupación sostenida y de la ausencia de pruebas que permitan decir “ya está localizada”.

A medida que pasan los años, el silencio pesa más. Letizia Elisabeth Iurian Florea sigue apareciendo en listados de menores desaparecidos de larga duración, junto a otros nombres que se han convertido en símbolos de la incertidumbre: jóvenes que un día salieron de casa y nunca regresaron. Para las familias, no hay archivo emocional posible mientras no exista una confirmación clara de qué ocurrió.

Las preguntas se repiten como un eco: ¿Se fue por voluntad propia? ¿La convenció alguien de marcharse? ¿Le pasó algo en el camino? ¿Pudo ser víctima de algún tipo de explotación o de un círculo que la atrapara lejos de su entorno? Ninguna de estas hipótesis ha sido confirmada en fuentes oficiales, pero todas flotan en cualquier conversación en torno a su ausencia.

Mientras tanto, el caso de Letizia se ha convertido también en un recordatorio incómodo: el de lo vulnerables que pueden ser los adolescentes en una sociedad hiperconectada, donde una conversación en redes, un contacto nuevo o una presión silenciosa pueden desencadenar decisiones que cambian una vida en cuestión de horas. Cada alerta de menores desaparecidos en Canarias vuelve a suscitar su nombre, como si cada nuevo caso señalara al anterior y dijera: “Ella sigue sin aparecer”.



“Un día estabas en casa, en tu barrio de Arona. Al siguiente, solo nos quedó tu foto.”

Letizia Elisabeth Iurian Florea tenía 17 años cuando desapareció en Arona, Tenerife. Ojos bicolores, pelo negro largo y liso, alrededor de 1,60 m de estatura. Si viviste o pasaste por Arona y el sur de Tenerife a partir del 14 de noviembre de 2021, si crees haberla visto o tienes cualquier información —por mínima que parezca—, puedes contactar con el 116000 (Fundación ANAR) o con las autoridades. Porque a veces, una sola mirada que recuerda puede romper el silencio de años.

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