La ficha oficial de SOS Desaparecidos fija los datos básicos: fecha 15/08/2023, lugar Palma, y la descripción física de Olga (1,69 m, cabello oscuro largo, ojos marrones, complexión normal) y de Sofía (pelo rubio, ojos azules, complexión media). Desde entonces, la asociación mantiene activa la llamada a la colaboración ciudadana y concentra cualquier pista que llegue por teléfono o redes.
A medida que pasaron los meses sin noticias contrastadas, medios nacionales retomaron el caso, recordando que la hipótesis principal para las fuerzas de seguridad es que madre e hija salieron de España; se ha citado de forma recurrente la posibilidad de traslado al extranjero mientras se mantenía el cartel de búsqueda en España. La última ola de difusión pública reavivó la alerta en verano de 2025, insistiendo en rasgos y teléfonos de contacto.
En desapariciones de esta naturaleza, los investigadores activan protocolos que incluyen la verificación de vías de viaje (barco, avión y rutas terrestres), consultas a bases policiales europeas, y comprobaciones en servicios sanitarios y escolares. Hasta la fecha, nada de lo trascendido públicamente ha permitido confirmar movimientos internos en España posteriores al 15 de agosto de 2023, ni ubicar a Sofía y a Olga en localidades concretas.
El caso se encuadra en el marco de sustracción de menores en el ámbito familiar, una figura que prioriza la protección del menor y activa cooperación internacional cuando se sospecha cruce de fronteras. Por eso, la difusión masiva del cartel no es un gesto simbólico: en expedientes transfronterizos, la mirada de terceros —un recepcionista, un conductor, un vecino— puede convertirse en el primer indicio útil. Los reportes periodísticos de 2025 enfatizaron precisamente esa dimensión.
La ausencia de violencia en el punto de partida y la salida conjunta con un adulto responsable no restan gravedad al expediente: Sofía es menor de edad, depende totalmente de cuidados, vacunación, escolaridad y documentos al día. De ahí que su “alta vulnerabilidad” figure destacada en cada nota, y que las autoridades pidan no bajar la guardia pese al tiempo transcurrido.
A falta de confirmaciones oficiales sobre destino, la reconstrucción de los últimos movimientos verificables en Palma y la re-entrevista de contactos cercanos siguen siendo piezas clave. Cualquier imagen de cámara, factura o reserva con nombres, alias o patrones coincidentes puede reabrir el mapa. La cobertura de 2025 volvió a publicar fotografías recientes y descripciones para facilitar posibles reconocimientos.
La comunidad balear y plataformas de apoyo a desaparecidos han sostenido una presencia constante del caso en redes, replicando el cartel oficial y actualizando los datos de contacto. SOS Desaparecidos mantiene un listado autonómico en el que Sofía y Olga siguen activas, recordando que la vigencia de la alerta no caduca mientras no haya localización segura.
A día de hoy, el estado del caso sigue siendo activo: no hay localización confirmada, no hay cierre policial y la petición de colaboración sigue abierta dentro y fuera de España. Si has visto a Sofía Oliva García Maltseva o a Olga Konstantinova Maltseva, incluso hace meses, la recomendación es aportar la información por las vías indicadas en el cartel oficial, por mínima que parezca.
Porque detrás de cada ficha hay una vida concreta: una niña de cuatro años que salió de la mano de su madre un día de agosto y dejó un surco de silencio en su colegio, en su barrio y en una isla entera. Mientras no sepamos dónde están, la búsqueda es la única respuesta: ver, recordar y avisar.
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