Wafaa Sebbah: una llamada que se apagó en Carcaixent y un pozo que guardó la verdad durante 19 meses


La tarde del 17 de noviembre de 2019, Wafaa Sebbah, de 19 años, dejó de contestar el teléfono en Carcaixent (Valencia). Vivía sola, tenía sueños urgentes y una sonrisa fácil. Su rastro se detuvo tras hablar con una amiga; el móvil se apagó poco después. A partir de ahí, cartel tras cartel, su nombre empezó a circular como una pregunta sin respuesta. 

Durante un año y medio, la búsqueda fue puro vacío. Familia, amistades y colectivos colgaron fotos, hicieron vigilias y repitieron su nombre en los medios. La Guardia Civil mantuvo abiertas varias líneas, con un nombre que aparecía una y otra vez: David S. O., apodado “El Tuvi”, un conocido de Wafaa con antecedentes. Él negó verla aquel día; el caso se enfrió. 

El 17 de junio de 2021 llegó el giro: detenido por su relación con la desaparición, El Tuvi señaló un pozo en una finca de La Pobla Llarga, municipio vecino de Carcaixent y vinculado a su familia. Allí, los agentes hallaron el cuerpo de Wafaa tras 19 meses bajo tierra y piedra. Era el final de la búsqueda… y el principio del relato de lo que ocurrió. 


La instrucción y los informes forenses dibujaron una secuencia brutal: agresión sexual, violencia extrema —disparos con una escopeta de perdigones, puñaladas, golpes— y asfixia antes de arrojar a Wafaa al pozo. La investigación desmontó atenuantes por consumo o trastorno y fijó la idea de ensañamiento y alevosía. 

En noviembre de 2024, el juicio con jurado en la Audiencia de Valencia fue seguido por todo el país. El tribunal reprendió a la defensa por intentar culpabilizar a la víctima, recordando que a quien se juzgaba era al acusado. Días después, el jurado declaró culpable a El Tuvi por asesinato y agresión sexual, con unanimidad en todas las cuestiones. 

El 16 de diciembre de 2024, la Sección Primera de la Audiencia de Valencia impuso la prisión permanente revisable: la pena más alta del sistema español para asesinatos con circunstancias cualificadas. En la sentencia se resaltó la tortura previa, la agresión sexual y la ocultación del cuerpo en el pozo. 


La condena cerró el círculo judicial, pero no el duelo. La Pobla Llarga declaró días de luto y fijó el 17 de junio como jornada de recuerdo a Wafaa y de condena a la violencia machista. Para su familia, el veredicto fue justicia, no reparación: “¿Por qué?”, preguntó su madre ante la prensa, sin esperar respuesta. 

Más allá de la sentencia, el caso dejó huellas en la conversación pública: el papel de las asociaciones en búsquedas largas, la necesidad de protección efectiva ante agresores reincidentes y la importancia de una instrucción forense que sobreviva al paso del tiempo y a la ocultación deliberada de pruebas. Wafaa dejó de ser una foto en un cartel y se convirtió en un símbolo. 

La cronología, hoy firme, cabe en pocas líneas: desaparición el 17/11/2019 en Carcaixent; hallazgo del cuerpo el 17/06/2021 en un pozo de La Pobla Llarga; veredicto de culpabilidad en diciembre de 2024; prisión permanente revisable contra David Soler, “El Tuvi”. Entre esos hitos, una sociedad que no dejó de mirar al pozo y pronunciar su nombre. 


“Le quitaron la vida. La arrojaron a un pozo. Pero su voz siguió sonando… hasta que la verdad salió a la superficie.”
Wafaa Sebbah tenía 19 años. Su historia no termina en la pena, sino en el compromiso de recordarla y de sostener, por encima del ruido, una certeza: la justicia es memoria en voz alta. 

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1 Comentarios

  1. Estos asesinos que matan ,o no salir en la vida de la calcer ,o hacerles lo mismo que han hecho ellos ,

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