El paseo que nunca terminó: la tragedia de Mari Luz Cortés

 Era la tarde del 13 de enero de 2008, en Huelva. Mari Luz Cortés, una niña de apenas 5 años, salió de casa con una moneda para comprar golosinas en un quiosco cercano. Un paseo que parecía inocente, pero que la llevaría directo a la pesadilla. 

Cuando no regresó, su familia encendió las alarmas. Vecinos, amigos y voluntarios se volcaron en la búsqueda. Las imágenes de Mari Luz, con su mirada curiosa y su sonrisa, se multiplicaron en carteles, periódicos y pantallas, mientras todo un país rezaba por verla aparecer viva. 

La esperanza se desvaneció 54 días después: el 7 de marzo de 2008, su cuerpo fue encontrado flotando en la ría de Huelva. Una niña que fue arrebatada a golpes y hundida en el agua, antes de que su nombre fuera olvidado. 


La investigación apuntó rápidamente a un vecino conocido por su historial: Santiago del Valle. A pesar de contar con condenas por abusos sexuales, estaba en libertad. El sistema había fallado y eso costó una vida inocente.

El horror quedó confirmado: había arrojado a Mari Luz inconsciente al agua. Su hermana, Rosa del Valle, lo ayudó a trasladarla. Ambos fueron juzgados por un crimen doloroso y cruel.

En marzo de 2011, Santiago fue condenado a 22 años de prisión —19 por asesinato y 3 por abuso sexual—, mientras que su hermana recibió 9 años por cómplice. También se les impuso indemnización y prohibición de acercarse a la familia de la víctima.

El Tribunal Supremo confirmó la pena en noviembre de ese mismo año, devolviendo algo de justicia en un caso que conmovió a toda España. 


El caso desató una ola de indignación que alcanzó hasta el Gobierno: se impulsaron reformas legales para endurecer las penas a agresores infantiles reincidentes. La justicia, cuando responde, dejó una cicatriz que sigue abierta. 

Mari Luz tenía solo 5 años. Soñaba con chucherías, risas y volver a casa.
Pero ese paseo se detuvo de forma brutal en manos de quienes debería haber confiado.

Porque a veces, lo más aterrador no es enfrentarse al monstruo…
sino descubrir que fue el propio sistema el que lo dejó salir a tiempo.

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