La risa frente a la cremallera: el caso de Jorge Torres Jr. y Sarah Boone


Era domingo por la noche en Winter Park, Florida. Jorge Torres Jr., 42 años, y su pareja, Sarah Boone, bebían vino en su apartamento. Horas más tarde, Boone llamaría al 911 con una explicación que parecía una broma macabra: dijo que estaban “jugando a las escondidas” y que Jorge se había metido por voluntad propia en una maleta… de la que nunca salió. Lo que empezó como un relato absurdo se convirtió en una de esas historias que te enseñan que el peligro puede hablarte al oído desde la misma almohada. 

La versión se derrumbó en segundos cuando la policía miró el teléfono de Boone. Allí había dos videos grabados esa madrugada: se escuchaba a Jorge suplicar que lo sacara porque no podía respirar, mientras ella reía y le decía frases como “así se siente cuando me engañas” y “te vas a quedar ahí”. La escena, que Boone describió después como “un juego que salió mal”, estaba filmada por su propia mano. No había accidente: había indiferencia y un cierre de cremallera que sonó a sentencia. 


La investigación confirmó que Jorge murió por asfixia dentro de la maleta. Boone, que primero entregó su teléfono voluntariamente y dijo no recordar los videos, terminó arrestada por homicidio en segundo grado. A partir de ahí, el caso se volvió una procesión de aplazamientos, cambios de abogados, cartas al juez y audiencias televisadas que mantuvieron el expediente vivo durante años, hasta que finalmente llegó a juicio en octubre de 2024. En la sala, el jurado vio la maleta y escuchó los audios que el tiempo no consiguió atenuar. 

El 25 de octubre de 2024, un jurado la declaró culpable de asesinato en segundo grado; el 3 de diciembre, el juez le impuso cadena perpetua. Antes del juicio, Boone había rechazado un acuerdo de 15 años. Tras el veredicto, su defensa pidió un nuevo juicio: fue denegado. La familia de Jorge habló de rabia y de un dolor que no entiende de tecnicismos: ningún trámite devuelve a quien amabas cuando su último sonido fue una súplica desde el interior de una maleta. 


En 2025, ya entre rejas, Boone ha seguido moviendo fichas: presentó escritos para un nuevo abogado de apelación y se quejó formalmente del manejo de su recurso; incluso otro abogado se retiró del caso. Mientras tanto, la condena permanece y la etiqueta pública del proceso —“el asesinato de la maleta”— persiste como un recordatorio incómodo de cómo una risa, cuando se cruza con una cremallera, puede sonar como una puerta que se cierra para siempre. 

En Pesadillas en tu pantalla, el nombre de Jorge Torres Jr. no es un titular viral: es un aviso. Él pensó que era un juego; alguien que decía quererlo decidió que fuera su final. Porque a veces lo más aterrador no es que te falte el aire, sino descubrir que la mano que debería ayudarte a respirar es la misma que baja la cremallera y apaga la luz. 

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