Juani Ramos: una cita de “un momento”, nueve años de búsqueda y un juicio sin cuerpo en Gran Canaria


 

Telde, 20 de agosto de 2016. Juani Ramos, 56 años, sale de casa con un vestido blanco y sandalias para verse “un momento” con su expareja. No vuelve. Al día siguiente, su familia denuncia la desaparición y empieza un caso que se convertirá en símbolo y herida abierta en Canarias. 

Desde el inicio, el foco recae en su antiguo compañero sentimental, Miguel Ángel (Miguel) Ramos. Él asegura que la dejó en casa; la familia y los investigadores detectan contradicciones y un rastro que no encaja. Aun así, durante meses no aparece una escena, ni una cámara que confirme el regreso, ni el teléfono vuelve a dar señal útil. El expediente pasa de desaparición a sospecha de crimen

Las búsquedas se multiplican por la isla: primero en franjas costeras y presas entre Punta Camello y Moya, y, años más tarde, con la UME y Policía en zonas del norte (Santa María de Guía y Arucas). Nada. No hay cuerpo. La isla aprende la dureza del “juicio sin cadáver”: cuando todo apunta a un delito, pero falta la pieza que confirme dónde y cómo.



En 2018, Miguel Ramos declara de nuevo ante el juzgado de Violencia sobre la Mujer nº 2 de Las Palmas; queda en libertad con cargos tras varias comparecencias. La instrucción sigue abierta, recogiendo testigos, pericias y cruces de telefonía. La hipótesis de violencia machista se consolida, aunque el sumario carece de la prueba material definitiva. 

El asunto revive con fuerza en 2021, cuando se refuerzan los rastreos y se reactiva el caso en medios nacionales. La imagen de unidades peinando barrancos recuerda que, a veces, la isla devuelve huesos… y otras, solo silencio. En el de Juani, el silencio es atronador. 

El punto de inflexión llega en abril de 2024: la magistrada da por concluida la investigación y procesa a Miguel Ramos por asesinato, decisión luego apuntalada por la Audiencia Provincial, que desestima un recurso de la defensa y confirma que hay indicios suficientes para continuar por Jurado. Es la antesala del juicio sin haberse hallado aún el cuerpo. 



La prensa local desgrana las claves: la última cita, las incoherencias del investigado, el análisis de antenas y la ausencia total de rastro de Juani desde aquella tarde. Los artículos recuerdan que tenía 56 años, dos hijos, y regentaba un negocio en el barrio capitalino de La Paterna. Una vida reconocible que se corta en seco a media tarde. 

En febrero de 2025, el caso vuelve a moverse: la jueza cita a declarar a la hija y a la exmujer del investigado como testigos, una diligencia pedida por la defensa para sostener su versión. A falta de hallazgos en campo, el peso pasa a la prueba indiciaria y al relato que se pueda construir con testigos, cronologías y teléfonos.

La pregunta que sobrevuela es la de siempre cuando no hay cuerpo: ¿se puede condenar? La experiencia canaria y española dice que , si los indicios superan la duda razonable: comportamiento posterior, contradicciones, posicionamientos, periciales. Por eso, en 2024, Canarias7 abría el debate con una pieza clara: “¿Puede haber juicio sin cadáver?”. El caso de Juani es, hoy, la respuesta en presente. 



Cada agosto, Telde y Las Palmas encienden velas por Juani. Su familia repite que no habrá paz sin encontrarla. La justicia avanza despacio, pero avanza: hay un procesado, un jurado en el horizonte y una comunidad dispuesta a no olvidar. Si algún día aparece la pieza que falta —un resto, un objeto, una confesión— todo encajará en minutos. Hasta entonces, su nombre sigue siendo la ausencia que empuja a la isla a mirar dos veces cada barranco.

Publicar un comentario

0 Comentarios