Cecilio Sebastián F. H.: el hombre de 76 años que desapareció en Zaragoza en pleno noviembre



El nombre de Cecilio Sebastián F. H., 76 años, se ha sumado en cuestión de días a la lista de personas desaparecidas en Zaragoza que mantienen a toda la ciudad con un nudo en la garganta. Su pista se pierde el miércoles 19 de noviembre de 2025, en la capital aragonesa, y desde entonces figura como “en paradero desconocido” tanto en el Centro Nacional de Desaparecidos (CNDES) como en los comunicados de la Policía Nacional y las asociaciones especializadas.

Detrás del nombre abreviado que aparece en los carteles —Cecilio Sebastián F. H.— hay un perfil muy concreto: un varón de 76 años, catalogado en el CNDES como adulto mayor, que mide 1,50 metros y pesa alrededor de 55 kilos. Es un hombre de baja estatura y complexión delgada, rasgos que se repiten en las descripciones que acompañan su fotografía en los listados oficiales de personas desaparecidas. Es precisamente esa imagen, tomada de su ficha del Ministerio del Interior, la que hoy circula de móvil en móvil en Zaragoza.

La cronología es corta, pero contundente. El 19 de noviembre de 2025, miércoles, es el último día en el que se tiene constancia de Cecilio. La desaparición se produce en Zaragoza capital, sin que por ahora se haya hecho pública una ubicación más concreta, ni un trayecto, ni un testigo clave. Pocas horas después, su entorno acude a las autoridades y se tramita la denuncia; a partir de ese momento, el caso pasa a la base de datos del CNDES con la fecha de desaparición fijada en ese 19 de noviembre.

Con la denuncia en la mesa, se activa el siguiente engranaje: el Centro Nacional de Desaparecidos genera la ficha oficial de Cecilio, con su foto, edad, estatura, peso y lugar de desaparición, y la incorpora al listado de adultos desaparecidos en España. Esa ficha es la base sobre la que trabajan medios de comunicación, asociaciones como QSD Global y cuentas informativas en redes sociales, que empiezan a difundir la alerta. La estructura se repite: foto, nombre abreviado, edad, fecha y lugar, y un llamamiento a quien pueda aportar cualquier detalle.


En paralelo, la Policía Nacional pone en marcha un dispositivo de búsqueda específico para él. El diario Heraldo de Aragón recoge que los agentes han activado la búsqueda de “un anciano desaparecido en Zaragoza”, identificándolo como Cecilio Sebastián F. H. y subrayando que está en paradero desconocido desde el 19 de noviembre. Otros medios aragoneses señalan que su caso se encuadra en una racha especialmente preocupante: en apenas unos días se han registrado hasta cinco denuncias por desaparición en Zaragoza, lo que ha obligado a abrir varios operativos simultáneos.

La alerta no se queda en los boletines oficiales. Medios como Aragón Noticias, Aragón Digital y la propia radiotelevisión aragonesa, así como cuentas de X (Twitter) vinculadas a la información local, difunden el mensaje casi calcado: “Piden la colaboración ciudadana para encontrar a Cecilio Sebastián F. H., de 76 años, desaparecido en Zaragoza desde el pasado miércoles”. Cada retuit, cada compartido, es un intento de que su rostro llegue a alguien que, quizá sin saberlo, lo haya visto ese día o en fechas posteriores.

Aunque no se han hecho públicas declaraciones de la familia, la experiencia de otros casos en Aragón permite imaginar el escenario: llamadas sin respuesta, una rutina rota de golpe, la decisión de ir a comisaría cuando lo que parecía un pequeño retraso se convierte en algo demasiado largo. En la frialdad de la ficha del CNDES hay un dato que lo cambia todo: la edad. Hablamos de un hombre mayor, un colectivo que, según advierten las fuerzas de seguridad y asociaciones de desaparecidos, puede ser especialmente vulnerable ante desorientaciones, caídas o episodios de pérdida de memoria.

Zaragoza no es ajena a este tipo de historias. En los últimos años, la prensa aragonesa ha recogido múltiples desapariciones de personas mayores en la comunidad, algunas con final feliz y otras con desenlaces trágicos. En octubre de 2025, por ejemplo, Aragón Digital recordaba que en Aragón se habían registrado más de 140 denuncias por desaparición de personas mayores desde principios de año, evidenciando que se trata de un fenómeno mucho más frecuente de lo que solemos percibir. En ese mapa, el caso de Cecilio es la cara más reciente de un problema silencioso.


Si ampliamos el foco a nivel estatal, el contexto es aún más inquietante. El Informe de Personas Desaparecidas 2024 del Ministerio del Interior señala que en 2024 se registraron 16.147 denuncias por desaparición en España, un 6 % más que el año anterior. De ellas, el 95,5 % se esclarecieron, y más del 72 % se resolvieron en menos de una semana; pero quedaban más de 6.600 casos activos de larga duración a marzo de 2025. Cada nuevo nombre que entra en la base de datos —como Cecilio— es, literalmente, una vida en pausa que puede engrosar esas cifras si no se la localiza a tiempo.

Uno de los elementos que dificulta especialmente las búsquedas en personas mayores es la falta de una última escena nítida. En muchos casos, como parece ocurrir aquí, no hay una cámara que haya captado el último trayecto, ni un testigo que pueda precisar con exactitud hacia dónde se dirigía. Eso obliga a los investigadores a trabajar con recorridos probables, hábitos conocidos, paradas habituales y análisis de teléfonos o tarjetas, siempre que exista esa información. Cada hora cuenta, especialmente si existe la posibilidad de un desvanecimiento, una caída en una zona apartada o una desorientación lejos del entorno conocido.

A día de hoy, no hay ningún dato público que permita hablar de delito, ni de marcha voluntaria, ni de accidente confirmado en el caso de Cecilio Sebastián F. H. Lo único que sabemos —y está documentado— es que desapareció el 19 de noviembre de 2025 en Zaragoza, que tiene 76 años, mide 1,50 metros, pesa unos 55 kilos y que la Policía Nacional y el CNDES mantienen activa la alerta. Cualquier otra explicación que circule fuera de estos datos entra en el terreno de la conjetura, y, por respeto a él y a su familia, debe tratarse con extrema prudencia.

Por eso, el llamado principal sigue siendo muy concreto. Si estás en Zaragoza o alrededores, y crees haber visto recientemente a un hombre de 76 años, de baja estatura (1,50 m), complexión delgada (unos 55 kg) cuyo rostro reconoces por los carteles difundidos, puedes comunicarlo al 091 (Policía Nacional), al 062 (Guardia Civil), al 112 (emergencias) o a través de los canales del Centro Nacional de Desaparecidos y asociaciones como QSD Global y SOS Desaparecidos, que atienden información las 24 horas. No hace falta estar seguro al 100 %: muchas investigaciones se desbloquean gracias a un simple “me parece que lo vi aquí” en el momento oportuno.


El caso de Cecilio Sebastián F. H. desaparecido en Zaragoza está aún en sus primeras páginas, pero cada día que pasa sin noticias añade peso al silencio. En medio del ruido informativo, su ficha puede parecer una más entre cientos, pero para su entorno es el centro de todo. Que su nombre siga moviéndose, que su rostro no desaparezca también de las redes y de las conversaciones, es una forma de resistirse al olvido. Hasta que haya una noticia —de localización con vida o de hallazgo—, lo único que podemos hacer desde fuera es eso: mirar su foto, aprender sus rasgos, compartir su historia y no dejar que la ciudad se acostumbre a que alguien pueda desvanecerse sin dejar rastro.

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