La madrugada del 2 de noviembre de 2025, en Jávea / Xàbia (Alicante), las luces de la costa seguían encendidas cuando un joven de 33 años, Edisson Dario R. E., salió de su casa montado en su moto. Eran alrededor de las 03:00 de la madrugada, ese tramo de tiempo raro en el que el día siguiente ya ha empezado pero la noche aún no se ha terminado. Desde ese momento, su rastro se rompe. No hay mensajes, no hay llamadas, no hay cámaras difundidas que lo recojan. Solo el silencio y una fecha: 02-11-2025.
Antes de convertirse en un cartel de “DESAPARECIDO”, Edisson Darío Rodríguez —las iniciales R. E. son las que aparecen en las alertas— era, simplemente, un vecino más de Jávea. Los medios locales hablan de él como un joven de 33 años, residente en la localidad, con su rutina y su entorno, alguien que se mueve en moto por un pueblo que conoce. De su vida personal no se han difundido detalles: ni trabajo, ni situación familiar, ni problemas previos. Y ese vacío de información pública, en cierto modo, lo hace más inquietante: podría ser cualquiera.
Lo único claro en la cronología del caso de Edisson Dario R. E. es el arranque. Según relató su familia a la prensa local, salió de su casa en Jávea sobre las 03:00 de la madrugada de sábado a domingo, montado en su moto, y no regresó. Esa fue la última vez que alguien cercano pudo verlo: cruzando la puerta, arrancando la moto y perdiéndose en la noche. No se ha hecho público adónde decía que iba ni si tenía una cita concreta. Solo que se fue… y no volvió.
Las horas siguientes fueron las del autoengaño que conocen todas las familias de desaparecidos: “se habrá quedado en casa de alguien”, “se le habrá acabado la batería”, “ya aparecerá”. Pero el tiempo empezó a pesar. Al ver que no daba señales de vida, su entorno acudió a las autoridades y se formalizó la denuncia. El caso entró en el circuito oficial como desaparición en Jávea el 02/11/2025, y la asociación SOS Desaparecidos activó una alerta urgente con su ficha: nombre abreviado, edad, descripción física y lugar de desaparición.
El cartel difundido en redes y grupos de búsqueda describe a Edisson Dario R. E. como varón de 33 años, 1,60/1,65 de estatura, 70/75 kilos y complexión delgada. No se especifican rasgos como color de ojos o pelo en los textos accesibles, pero las imágenes que acompañan las noticias muestran su rostro con claridad, acompañado a veces por la foto de su motocicleta. Ese rostro es, desde entonces, el que circula por grupos de Facebook, WhatsApp y perfiles de asociaciones: la cara de un hombre joven al que, literalmente, se lo tragó la noche.
La moto, en este caso, es casi tan protagonista como él. Según la familia, la última vez que se le vio fue saliendo en una Kawasaki Z900 de color verde, con matrícula 5685 JJB. Los medios locales insisten en ese detalle porque, en la práctica, es una segunda oportunidad para localizarle: no se busca solo a una persona, sino también a una moto llamativa, reconocible, que puede haber pasado por gasolineras, carreteras comarcales, parkings o urbanizaciones en aquellas horas críticas. A día de hoy, no se ha hecho público que haya sido localizada.
En el momento de la desaparición, Edisson vestía pantalón negro y una chaqueta negra y blanca, según la información difundida por Jávea.com. Es un detalle que parece menor, pero que para los equipos de búsqueda resulta clave: cualquier testigo que recuerde haber visto de madrugada a un motorista joven, en una Kawasaki verde, con esa ropa, en la zona de Jávea y alrededores, podría estar sosteniendo sin saberlo una de las últimas imágenes de Edisson antes de que su rastro se perdiera por completo.
La desaparición de Edisson no ha pasado inadvertida en la comarca. Portales como Jávea.com / Xàbia.com han publicado la alerta con foto y descripción, pidiendo la colaboración ciudadana; medios como Elperiodic.com hablan de “alerta en Xàbia por la desaparición de un hombre: sin rastro desde hace más de 3 semanas”, subrayando la angustia de la familia y la necesidad de difusión. Paralelamente, grupos como Plataforma Adonay – SOS Desaparecidos España replican el cartel con la fecha 02/11/2025 y los datos físicos de Edisson, amplificando la búsqueda en redes.
A medida que pasan los días, cada titular añade una capa más de inquietud: “sin rastro desde hace más de tres semanas”, “alerta urgente”, “máxima difusión”. Eso significa que, al menos hasta las últimas publicaciones consultadas, no ha habido una localización oficial ni viva ni fallecida, no se ha encontrado la moto ni se ha informado de hallazgos en carreteras cercanas. No hay confirmación pública de accidente, ni de delito, ni de marcha voluntaria hacia otro lugar. Lo único claro es que Edisson sigue en paradero desconocido, y el caso figura como investigación abierta.
La historia de Edisson Dario se enmarca en un contexto más amplio y preocupante. Según el Informe Anual de Personas Desaparecidas 2024 del Ministerio del Interior, en España se investigaron 16.147 desapariciones en 2024, un 6 % más que el año anterior. De ellas, el 95,5 % se esclarecieron, y más del 72 % se resolvieron en menos de una semana; aun así, a marzo de 2025 había más de 6.600 casos activos de distinta duración en el país. Cada nuevo nombre que entra en la lista —como el de Edisson— es una vida en pausa, una familia atrapada en el mismo bucle de incertidumbre.
En los comentarios de la noticia de Jávea.com, un lector dejó una reflexión que resume bien el debate social en torno a este tipo de casos: alguien insinuó que salir a las tres de la madrugada “ya dice mucho” de una persona, y otro usuario le respondió con dureza, recordándole que a esa hora se puede estar de fiesta, volviendo del trabajo o simplemente despejando la cabeza, y que eso no convierte a nadie en “mala persona”. Es un detalle mínimo, pero importante: la hora de la desaparición no es un juicio moral, y centrarse en eso solo desvía la atención de lo esencial: encontrarlo.
Por ahora, la desaparición de Edisson Dario R. E. en Jávea es un puzle casi vacío: sabemos la fecha, la hora aproximada, la moto, la ropa, su complexión… y poco más. No se han hecho públicos vídeos de cámaras, ni testigos clave, ni pistas que apunten en una dirección concreta. Eso hace que cada pequeño detalle cobre peso: ¿alguien lo vio repostar? ¿Coincidió con otros motoristas esa noche? ¿Pasó por alguna carretera secundaria donde un error de trazada pueda haber terminado en un barranco poco visible? Son preguntas que se hacen los equipos de búsqueda, pero también cualquiera que lea su historia y conozca la zona.
Mientras no haya respuesta, la llamada sigue siendo la misma. Si estás en la Marina Alta, te mueves por Jávea, Gata de Gorgos, Dénia o carreteras comarcales cercanas, y crees haber visto a un hombre de 33 años, 1,60/1,65 de estatura, complexión delgada, o te suena una Kawasaki Z900 verde matrícula 5685 JJB aparcada en un lugar extraño o abandonada, puedes aportar la información a la Policía Local de Xàbia, a la Guardia Civil, al 112, o contactar con asociaciones como SOS Desaparecidos, que canalizan datos las 24 horas hacia las fuerzas de seguridad.
La pesadilla, para su familia, no está solo en imaginar qué pudo ocurrirle aquella madrugada, sino en convivir con un vacío que se renueva cada día: una habitación, una moto que ya no arranca en la puerta, un nombre que aparece en artículos de sucesos en lugar de en conversaciones cotidianas. El caso de Edisson Dario R. E., desaparecido en Jávea aún está escribiendo sus primeras páginas. Y hasta que alguien pueda completar la historia con un “apareció aquí” —sea cual sea el desenlace—, lo único que puede hacerse desde fuera es no dejar que su foto y su nombre se pierdan también en la oscuridad.
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