La historia de José Manuel Gutiérrez Caso se congela a finales de noviembre de 2023 en La Línea de la Concepción (Cádiz). Ese día, un hombre de 76 años, delgado, calvo, con bastón y gorra de paño, deja de ser un vecino más del barrio de Peráñez para convertirse en un rostro fijo en los carteles de desaparecidos. Desde entonces, ni una sola pista firme, ni un “último avistamiento” claro, ni una explicación. Sólo la pregunta que da vueltas por todo el Campo de Gibraltar: ¿qué pasó con José Manuel?
Antes de ser “el desaparecido de Peráñez”, José Manuel era, simplemente, un jubilado más en una ciudad golpeada por mil problemas. La ficha oficial de SOS Desaparecidos lo describe como un hombre de 1,70 m, unos 70 kilos, complexión delgada, pelo canoso rapado y ojos marrones. En las fotos aparece con gafas, camisa clara y rebeca granate, gesto sereno de abuelo que podría estar esperando turno en cualquier cafetería del barrio. No tenía hijos y su mujer padece Alzheimer, un dato que su familia repite una y otra vez para subrayar lo obvio: no era un hombre que pudiera “irse por ahí” sin más, dejando a su pareja enferma atrás.
Aquí empieza una de las nieblas del caso: ¿cuándo desaparece exactamente José Manuel Gutiérrez Caso? La asociación SOS fija como “fecha de desaparición” el 12 de diciembre de 2023, mientras que los primeros llamamientos y las noticias locales señalan que se le perdió el rastro el domingo 26 de noviembre. Informativos Telecinco, por su parte, habla de un 30 de noviembre. Lo único en lo que todos coinciden es en lo esencial: a finales de noviembre José Manuel desaparece en La Línea y nunca más ha sido localizado.
Lo que sí está claro es el cómo iba vestido aquel último día. Todas las fuentes repiten el mismo uniforme cotidiano: pantalón oscuro, camisa clara, gorra de paño y bastón. No hablaban de una excursión especial ni de un viaje; no hay rastro de maleta, ni de planes para salir de la ciudad. Simplemente, en algún momento de esos días, José Manuel sale a la calle como siempre… y la ciudad, de pronto, deja de devolverlo a casa. La familia se da cuenta muy rápido: a los pocos días de no saber nada de él, una de sus sobrinas cuenta en prensa que llevan “cinco días sin noticias” y que la angustia ya es insoportable.
A partir de ahí, arranca el mecanismo que tantas veces hemos visto en otros casos: denuncia ante las fuerzas de seguridad y primeros llamamientos en redes. El 12 de diciembre, medios como 8Directo, Europa Sur o Diario Área abren con titulares casi calcados: “Buscan a un hombre de 76 años desaparecido en La Línea desde el 26 de noviembre”. La descripción física y la ropa se repiten como un mantra, acompañadas de la petición de que cualquiera que lo vea llame inmediatamente a la Guardia Civil o a los teléfonos de SOS Desaparecidos. Son los primeros días, cuando todavía se piensa que quizá esté desorientado en algún punto de la ciudad o haya cogido un autobús por error.
Pero el tiempo pasa y José Manuel no aparece en ningún sitio. No hay cámaras de seguridad difundidas con una “última imagen”, ni se han hecho públicos hallazgos de objetos personales, ni se menciona ningún avistamiento verificado. En febrero de 2024, Informativos Telecinco vuelve al caso y lo enmarca ya en una preocupación creciente: “un hombre de 76 años del barrio de Peráñez desaparecido desde el 30 de noviembre; su familia no tiene noticias de él y pide máxima visibilidad”. El reportaje añade dos datos que explican por qué la familia habla de “desesperación”: José Manuel no tiene hijos y su mujer, con Alzheimer, depende totalmente del entorno; además, parientes y amigos han organizado batidas por su cuenta para intentar encontrarlo.
En marzo, el eco lo recoge La Voz Digital, que recuerda que ya se cumplen cuatro meses sin rastro y cita una nueva alerta difundida por la fundación QSDglobal. Se subraya de nuevo que José Manuel es un hombre delgado, calvo, de pelo canoso, 1,70 de estatura, con bastón y gorra de paño, y se listan todas las vías de contacto: emergencias 112, Guardia Civil 062, Policía Nacional 091 y los teléfonos de SOS Desaparecidos. La sensación que deja ese texto es clara: la investigación oficial sigue abierta, pero sin avances relevantes; lo único que puede romper el bloqueo es la colaboración ciudadana.
A lo largo de 2024, el nombre de José Manuel se va asentando en otra categoría todavía más oscura: la de los “desaparecidos de larga duración” del Campo de Gibraltar. En julio, Diario Área y otros medios publican piezas recordando que han pasado ocho meses sin rastro del vecino de Peráñez y que no ha surgido ninguna pista sólida. Paralelamente, QSDglobal lanza mensajes periódicos en redes: “dos meses sin rastro”, “cuatro meses sin rastro”, “ocho meses sin rastro”, “nueve meses sin rastro de José Manuel Gutiérrez Caso”, siempre con la misma frase: “está desaparecido desde el 26 de noviembre de 2023 en La Línea de la Concepción”.
En 2025, el caso de José Manuel Gutiérrez Caso ya forma parte de un mapa más amplio de ausencias. Un reportaje de Europa Sur sobre “el misterio de los diez desaparecidos en el Campo de Gibraltar” habla de un “museo de ausencias” y menciona a José Manuel como uno de esos rostros detenidos en el tiempo: un hombre de 76 años, con bastón, gorra de paño y camisa clara, al que se le perdió la pista en diciembre de 2023 y del que nadie ha vuelto a saber nada. No se citan sospechosos, ni líneas de investigación privilegiadas, ni hipótesis oficiales; sólo el hecho, desnudo y brutal, de que lleva más de un año fuera del mapa sin explicación conocida.
La familia, mientras tanto, vive en el lugar más cruel de todos: entre la esperanza y el miedo. Los artículos que recogen su voz hablan de “angustia”, de “desesperación”, de necesidad de visibilidad. No hay confirmación de accidente, ni de marcha voluntaria, ni de delito. No hay cuerpo, ni carta, ni llamada. Sólo un hombre mayor que desaparece de una ciudad relativamente pequeña y fronteriza, y un sistema que —al menos en lo que trasciende al exterior— no consigue recomponer la última jornada de su vida cotidiana. Ahí es donde la pesadilla se hace más densa: en esa mezcla de rutina y abismo.
¿Qué pudo ocurrirle a José Manuel? Con la información disponible, cualquier afirmación categórica sería pura especulación. Los casos de ancianos desaparecidos suelen moverse entre tres grandes escenarios: desorientación y accidente (una caída en una zona apartada, un desvanecimiento en un lugar sin testigos), marcha voluntaria (mucho menos frecuente cuando hay responsabilidades de cuidado, como una pareja enferma) o intervención de terceras personas. En el caso de José Manuel, los medios no hablan de conflictos, amenazas ni problemas previos, y tampoco consta públicamente que se haya encontrado nada que apunte a un delito. Lo único que sabemos es que no ha sido localizado ni vivo ni muerto, y eso lo mantiene precisamente en el espacio más terrible: el de la duda permanente.
Si levantamos la vista, el caso de José Manuel Gutiérrez Caso desaparecido encaja en una estadística que no deja de crecer. Según el último balance del Centro Nacional de Desaparecidos, en 2024 se investigó la desaparición de 16.147 personas en España, un 6 % más que el año anterior. De ellas, el 95,5 % de las denuncias se resolvieron, y más del 72 % se esclarecieron en menos de una semana. Pero al mismo tiempo, 6.638 casos seguían activos a marzo de 2025: expedientes abiertos de personas que, como José Manuel, siguen sin aparecer. Detrás de ese número frío hay familias que viven exactamente lo que vive hoy el barrio de Peráñez.
En La Línea, el impacto va más allá de un titular. Las crónicas sobre el Campo de Gibraltar dibujan un territorio acostumbrado a convivir con el contrabando, la presión del narcotráfico y la precariedad, pero eso no amortigua la sacudida de una desaparición sin explicación. Cada vez que alguien ve el cartel de José Manuel en una farola o en redes, se actualiza una incomodidad silenciosa: si un hombre mayor, conocido, con bastón y gorra, puede desvanecerse así, ¿qué garantía de ser vistos tienen los demás? En ese sentido, la historia de José Manuel no sólo habla del horror íntimo de su familia, sino también de algo más amplio: de cómo un ser humano puede volverse invisible incluso rodeado de gente.
Hoy, José Manuel Gutiérrez Caso sigue oficialmente desaparecido. La ficha de SOS Desaparecidos continúa activa, actualizada con su edad actual —78 años—, su descripción física y la referencia 25-11284. La fundación QSDglobal sigue lanzando mensajes de “sin rastro” cada pocos meses. No hay noticia de localización, ni informe forense, ni cierre de expediente. Sólo un barrio, una ciudad y un país que, si quiere mirarse de frente, tendría que hacerse la pregunta incómoda: ¿cómo hemos dejado que un hombre se pierda así, en pleno día, sin que podamos contar qué le pasó?
Si estás leyendo esto desde La Línea de la Concepción o alrededores, si vivías en Peráñez o pasabas por allí a finales de noviembre de 2023, hay algo muy concreto que puedes hacer. Recuerda la imagen: hombre de 76 años, delgado, 1,70 m, calvo, pelo canoso rapado, ojos marrones, pantalón oscuro, camisa clara, gorra de paño y bastón. Si crees que lo viste, si recuerdas algún comentario, algún coche, algún gesto extraño en esos días, puedes contactar con SOS Desaparecidos en los teléfonos 649 952 957 y 644 712 806, con el 112, la Guardia Civil (062) o la Policía Nacional (091). Porque hasta que alguien aporte la pieza que falta, el caso de José Manuel seguirá siendo exactamente eso: la historia de un hombre que salió a la calle con su bastón… y que, para la administración y para todos nosotros, sigue caminando solo por un punto ciego de nuestra memoria colectiva.
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