El 24 de noviembre de 2015, un martes cualquiera en el sur de Tenerife, el sol se cae a plomo sobre la arena dorada de La Tejita, una playa abierta al viento donde turistas y locales aparcan en los alrededores para ver el atardecer. Entre ellos está Martin Robert Cummings, británico, veintipocos años, altísimo, delgado, piel tostada de tantas horas de mar. A las 18:30, según los registros difundidos después, alguien lo ve por última vez en la zona de la playa. Esa es la última certeza del caso de Martin Robert Cummings desaparecido en La Tejita, Tenerife: después de esa hora, su rastro se rompe en seco.
Antes de volverse un rostro en los carteles de SOS Desaparecidos, Martin era “el chico inglés altísimo que siempre estaba en el agua”. La ficha oficial lo describe como un joven de 1,97 metros de altura, 90 kilos, pelo corto, liso y castaño, ojos castaños y complexión atlética. Organizaciones británicas como LBT Global lo describen con parámetros casi idénticos: 6’5’’ (1,96–1,97 m), 90 kg, pelo castaño claro y ojos marrones. En las fotos muestra una sonrisa amplia, rasgos afilados y ese tipo de bronceado que sólo se consigue viviendo frente al océano Atlántico. No hay nada en su apariencia que sugiera lo que está a punto de ocurrir: desaparecer sin dejar un solo rastro físico conocido.
Martin no era un turista de paso. Según los perfiles que circularon en redes y blogs especializados en desapariciones, era británico y llevaba más de 16 años viviendo en Tenerife, prácticamente media vida. En un post de Instagram donde se difunde su caso se le presenta como buzo profesional, instructor de buceo PADI (Open Water Scuba Instructor), integrado en el ecosistema de centros de buceo y trabajos ligados al turismo de la isla. La imagen que se dibuja es la de un joven ya arraigado en Canarias: habla inglés y, casi seguro, un buen español de calle; se mueve con naturalidad entre playas, embarcaciones, rotondas y chiringuitos que para otros son sólo puntos en un mapa de vacaciones.
El martes 24 de noviembre de 2015 no parece, en principio, un día distinto. No hay constancia pública de una discusión, ni de un cambio brusco en su rutina. La fecha aparece simplemente como eso: “día de desaparición” en la ficha de SOS Desaparecidos y en las campañas de QSDglobal y LBT Global. Lo único que se fija con precisión es la franja crítica: en torno a las 18:30, Martin es visto por última vez en el entorno de la playa de La Tejita, en el municipio de Granadilla de Abona, al sur de la isla. La luz empieza a caer; es la hora en que algunos recogen las toallas y otros se quedan a mirar cómo el rojo se apaga sobre el mar.
La organización británica LBT Global, que trabaja con familias de desaparecidos en el extranjero, resume aquellos minutos con una frase que hiela: “21 year old Martin was last seen at around 6.30pm on Tuesday 24th November 2015. His last known location was the La Tejita beach area of Tenerife”. Aclaran además cómo iba vestido: se cree que llevaba una sudadera azul con capucha, pantalón corto negro y posiblemente chanclas. Una ropa perfectamente lógica para alguien que vive pegado al mar: cómoda, ligera, lista para entrar y salir del agua o de un coche sin ceremonias. Pero a partir de ahí el guion se rompe: Martin no vuelve a casa, no aparece en ningún bar conocido, no responde a llamadas ni mensajes.
Hay otro elemento que se repite en todas las fichas y que convierte el caso en algo todavía más inquietante: el coche. La web de desaparecidos en España desaparecido1007 y el propio texto de LBT Global coinciden en que el Renault Scenic de Martin apareció abandonado cerca de la playa, aparcado en una zona donde muchos dejan el coche para bajar a La Tejita: un aparcamiento o rotonda próxima al arenal, un sitio normal para un día de playa… menos cuando su dueño no vuelve nunca a recogerlo. No se han hecho públicos detalles sobre si estaba cerrado, si había objetos personales dentro o si alguien vio quién lo dejó allí. La imagen es simple y brutal: un coche solo esperando en la arena, y un joven que se volatiliza en algún punto entre la orilla, el viento y la carretera.
Ese vacío es el que empuja a sus amigos y compañeros a convertir las redes en un altavoz desesperado. Páginas vinculadas al mundo del buceo en Tenerife, como Tenerife Underwater, publican mensajes en Facebook pidiendo ayuda: “Martin Robert C sigue desaparecido desde ayer. Visto por última vez en la zona de La Tejita. Contactad con su hermana Vicky Cummings”. Otros perfiles hablan de que lleva días sin dar señales de vida y piden que se llame a la Guardia Civil ante cualquier pista. Es el primer eco de una desaparición que, en cuestión de horas, deja de ser un susto entre amigos para convertirse en caso abierto.
A partir de ahí, entran en escena las organizaciones especializadas. SOS Desaparecidos incluye a Martin en su listado estatal con la referencia 20-01429, fijando como fecha de desaparición el 24/11/2015 en La Tejita, Santa Cruz de Tenerife, y detallando de nuevo su descripción física: 1,97 m, 90 kg, pelo corto y liso castaño, ojos castaños, complexión atlética, nacionalidad británica. Un blog de desaparecidos remarca que llevaba más de 16 años viviendo en Tenerife y recuerda que su Renault Scenic fue localizado “en un aparcamiento próximo a la playa”. LBT Global, por su parte, añade la hora exacta del último avistamiento, la ropa y el detalle del coche dejado junto a la zona de parking habitual.
Incluso la edad parece jugar con las sombras. Mientras SOS Desaparecidos señala que tenía 22 años cuando desapareció, LBT Global habla de un joven de 21 años. La diferencia de un año es pequeña, pero ilustra algo importante: incluso en los datos básicos del caso de Martin Robert Cummings hay pequeñas discrepancias según la fuente, fruto de registros hechos en momentos distintos, en países diferentes y con documentación que no siempre se cruza de forma perfecta. Lo único incuestionable es que hablamos de un chico muy joven, en plena veintena, con toda la vida por delante.
Los años siguientes son una sucesión de aniversarios sin respuesta. La fundación española QSDglobal comparte cada cierto tiempo su foto con el mensaje: “Hoy recordamos a Martin Robert Cummings, desaparecido el 24/11/2015 en La Tejita, Tenerife. #TodoYTodosPorEncontrarlo”. En 2023 y 2024, publicaciones en redes recuerdan que ya son seis, siete, ocho años sin rastro. LBT Global insiste en que “Martin has not been seen since this night” y mantiene activo un número de teléfono internacional y un correo electrónico para recibir información en confidencialidad absoluta. A casi diez años de su desaparición, la ficha de SOS sigue abierta, actualizando sólo un dato: su edad actual estimada: 32 años.
¿Qué pudo pasar en La Tejita aquella tarde? Las hipótesis flotan sobre el océano como restos de una embarcación que nunca vemos. Algunos piensan en un accidente en el mar: Martin era buzo, conocía bien el agua, pero la costa canaria es traicionera, con corrientes, resacas y zonas de roca; un mal giro bastaría para que el mar engullera a una persona sin dejarla de nuevo en la orilla. Otros apuntan a una desaparición voluntaria, la idea de un joven que decide marcharse, empezar otra vida lejos sin mirar atrás. Y una tercera línea, la más oscura, contempla la posibilidad de la intervención de terceras personas, desde un robo que se complica hasta un encuentro con alguien que se aprovecha de la soledad de un aparcamiento al anochecer. A día de hoy, no hay pruebas públicas que permitan confirmar o descartar ninguna de estas teorías: sólo sabemos dónde estaba, cómo iba vestido, dónde quedó su coche… y que después la nada se hizo sólida.
La playa de La Tejita no es, por desgracia, un lugar ajeno a las historias que se tuercen. En la hemeroteca asoman otros nombres asociados a ese mismo arenal, como el del valenciano Rafael Calatayud, desaparecido en 1991 mientras hacía supuestamente pesca submarina en la zona, en un caso lleno de dudas que ABC recordaba décadas después. Son historias distintas, épocas diferentes, pero todas dejan la misma sensación: este trozo de costa hermosa y aparentemente dócil tiene un reverso lleno de silencios, corrientes y personas que, de un día para otro, dejan de estar.
Si ampliamos el foco, el caso de Martin es una pieza más en un rompecabezas mucho mayor. Según el Informe de Personas Desaparecidas 2024 del Ministerio del Interior, sólo en 2024 se registraron en España 16.147 denuncias por desaparición, un 6 % más que el año anterior. De ellas, el 95,5 % se esclarecieron, y más del 72 % se resolvieron en menos de una semana. Pero el dato que duele está en la otra cara: más de 6.600 casos activos de larga duración, personas cuyos seres queridos siguen sin saber qué les pasó ni dónde están. Martin Robert Cummings es, oficialmente, uno de ellos.
Hoy, casi una década después, Martin Robert Cummings sigue desaparecido. No hay cuerpo, no hay objetos hallados después, no hay confirmación de avistamientos, no hay una versión oficial cerrada sobre lo que ocurrió entre las 18:30 y la noche de aquel 24 de noviembre de 2015 en La Tejita. Lo único que permanece es un coche que alguien tuvo que conducir hasta el aparcamiento, una familia británica que lleva años mirando hacia Canarias con el mismo nudo en la garganta y una comunidad de buzos, vecinos y turistas que quizá, sin saberlo, guardan en su memoria una pieza de este puzle: una conversación, una silueta, una matrícula, un detalle casi olvidado. Si estuviste alguna vez en La Tejita, Granadilla de Abona, aquellos días de noviembre de 2015 y recuerdas algo sobre un chico inglés muy alto, con sudadera azul y pantalón corto negro, puedes aportar tu grano de arena contactando con SOS Desaparecidos (+34 649 952 957 / 644 712 806), con la Guardia Civil o con LBT Global. Porque hasta que alguien cuente qué pasó exactamente entre la arena, el viento y ese Renault Scenic inmóvil, el caso de Martin seguirá siendo lo que es hoy: un chico del mar al que se tragó el atardecer… y una pesadilla que sigue esperando respuesta.
0 Comentarios